sábado, 5 de mayo de 2018

Para ti, con amor

A veces cierro los ojos y dejo que la música me transporte a otro lugar. Entre la melodía y las letras se forma una fuerza desconocida, se vuelven tus manos y se acercan con agilidad hasta mi garganta. Me ahorcan.


Yo me despierto, abro los ojos, y me doy cuenta de que no estás aquí. Fue mi imaginación, fue la música, fue tu fantasma. Nada de eso puede hacerme daño, sin embargo, tengo la sensación de ahogamiento y presión. 
Tengo miedo y siento tristeza.




Todo regresa a mí en cuestión de segundos:

Nos conocimos en la carrera, nos volvimos muy buenas amigas. "Demasiado" para los demás, nunca suficiente para nosotras. Compartíamos muchas cosas: Sueños, miedos, anécdotas, traumas, gustos y preguntas. Nos acompañábamos, nos reíamos, nos peleábamos, llorábamos y ahí estábamos cuando la otra lo necesitaba.
"Si una de ustedes dos fuera niño, serían la pareja perfecta" nos dijo una vez una compañera. Los demás compañeros nos miraban raro, los maestros también. Nunca hicimos caso porque a ellos les tiene que valer madre.
Pero mermó, creo, en como tú me percibías.

Dijiste que te gustaba y yo te creí. Luego le contaste a otra amiga en común que no era cierto y yo ya no supe cuál era la verdad. Me enojé porque jugaste conmigo y te mandé alv.

Seis meses sin hablarnos. Seis meses de esquivarnos, seis meses de fingir que la otra no estaba ahí y de que nada había pasado. Seis meses y luego nos reconciliamos. No recuerdo cómo ni por qué, pero ese problema sólo nos hizo más cercanas que antes.

Hablábamos todo el día por whatsapp, y luego en la escuela nos veíamos. A veces comíamos juntas, a veces hacíamos el trabajo juntas. A veces íbamos a la escuela juntas y a veces nos regresábamos juntas. En la noche nos volvíamos a escribir.

Hablábamos en el camión, por messenger, afuera del cine o en los pasillos de la escuela. Por whatsapp, o por llamada. 

Soñaba contigo. Soñaba que me salvabas de situaciones aterradoras y horribles. Soñaba que compartíamos el resto de nuestras vidas juntas, porque no había amistad como la de nosotras.
Soñaba que eras la dama de honor en mi boda, soñaba que eras la madrina de mi primogénito. Fantaseaba con ver tu cara en la primera fila durante mis conferencias por mis libros vendidos. 

Luego todo se fue al desagüe.

Mi corazón se removía inquieto y esta necesidad de compañía evolucionó. Me ignorabas, por momentos y yo me sentía muy triste y muy sola. Te volví un pilar en mi vida y cuando faltabas yo me sentía sin aire. 
Quería estirar el brazo y sentir con mi mano que estabas ahí conmigo, que nunca te irías. Te empecé a necesitar de muchas más maneras de las saludables. 
Quería que me abrazaras y me tocaras. 
Quería que me llamaras cuando no nos veíamos.
Quería que me escribieras cartas.
Quería que me necesitaras tanto como yo lo estaba haciendo contigo.
Quería que me defendieras de los demás.

Pero no.

Te aislaste, me ignoraste, te escondías de mí. Me pedías que escondiéramos lo nuestro, que nadie se enterara. Como si ir al cine o ir a comer fuera algo muy malo. Como si nos estuviésemos dando unos agarrones en los baños de la escuela o no sé.

Podía ver el miedo que tenías en tus ojos, tenías miedo de mí y de esto. Tenías miedo de tu novia, de sus celos y de su ira.

Yo no quería que sufrieras por mi culpa, jamás lo habría deseado, así que acepté hacerlo. No le dije a nadie cuando salíamos ni lo que hacíamos. Era más seguro para ti.

Pero las pequeñas cosas seguían ahí:

Cuando cruzábamos la calle, me tomabas de la mano porque te daba miedo que hiciera alguna estupidez. Te preocupabas porque se me olvidaba comer o no podía dormir. Me pedías que te llamara cuando tuviera pesadillas para que me hicieras compañía. Me dedicabas canciones y me decías que me amabas.

Te creí.


Y luego una madrugada de diciembre te hablé borracha y te dije que me gustabas.


Me encaraste y me pediste que fuera clara contigo. Y lo fui y lo hice, aunque me dolió mucho.

Me gustabas de muchas maneras. Eras mi mejor amiga y contigo no me sentía sola. Contigo podía ser yo al 100 y nunca me censurabas. En tus manos me deshacía y me hacía y siempre había algo que esperar del día siguiente.
No tenía que explicarme contigo, porque aunque no lo entendieras del todo, me aceptabas.

¿Cómo no me ibas a gustar?

Te expliqué que no era algo meramente romántico o sexual. Estas cosas nunca lo son. Quería que te quedaras conmigo y en mi vida. Me gustaba tu compañía y tu presencia, me gustaban tus ojos y me gustaba tu risa. Me gustaba que te rieras de mis cosas raras y me gustaba que me pusieras atención.
Me gustaba tu aceptación y me gustaba que te quedaras conmigo hasta de muy madrugada platicando de fantasmas y monstruos.


No dijiste nada. 

Me abrazaste y dijiste que no sería raro ahora que sabías cómo me sentía.


Volvías a desaparecer y aparecer, de manera intermitente y yo te esperaba siempre. 

Perdí mi chamarra favorita en aquél banco por acompañarte. Te seguía a donde fueras. Y te creía cuando decías que me amabas.


Pero luego tu novia me dijo en la cara que me calmara un chingo. 

¿Que me calmara? ¿Con qué? Si yo nunca te insinué nada romántico ni sexual ni tuve la intención de. Nunca te intenté besar, nunca te intenté tocar en contra de tu voluntad. Nunca hice nada que no te pareciera o que fuera invasivo.
Yo sólo quería que me preguntaras cómo estaba y que me miraras a los ojos.


Tu novia me quiso pegar en la cara afuera del cine. Yo me fui apenas se empezó a hacer oscuro. No había manera de convencer a tu pinche novia celópata que entre nosotras no había nada romántico ni sexual. Que no íbamos a coger en los baños de la escuela o que no nos íbamos a besar cuando fuéramos por hamburguesas vegetarianas. 

Ella estaba convencida de que yo era el problema.

"Mariana esto" "Mariana lo otro" "¿Va a ir Mariana?" "No, Mariana no".


La escuchaste. Preferiste hacerla feliz a ella que mantener tu amistad y tus palabras conmigo. 


Me pediste que dejara de etiquetarte en memes o que te pusiera cosas en tu muro. Me pediste que no le dijera a nadie adónde íbamos ni lo que hacíamos. Me preguntabas si alguien sabía lo que yo sentía por ti, lo que había pasado ese diciembre. Ignorabas mis mensajes, no contestabas mis llamadas. Y cuando nos veíamos, no me mirabas a la cara.

Sin embargo, nunca dejaste de tocarme.


Pero entonces yo me di cuenta de que no me tocabas para acariciarme. Me tocabas para agredirme. 

Me golpeabas en los brazos, me golpeabas en las piernas y yo no me había dado cuenta, hasta que una tarde, esperando que me contestaras, llegué a la realización. Entre alcohol y canciones tristes de los Jonas Brothers y Taylor Swift, pude verlo con claridad.

"Pero dice que me ama" discutía conmigo misma cada perra y estúpida noche de ese mes. "Dice que me ama y estuvo ahí cuando falleció mi tío fav, cuando mi bb me rompió el corazón, estuvo ahí cuando perdía amigos, cuando perdía el sueño y cuando tenía que luchar contra viento y marea para escribir porque eso es lo único que disfruto hacer".


Pero te fuiste. Me dejaste antes de que yo pudiera preguntarte por qué.



Cuando nos mudamos de nuestra ciudad por cuestiones de trabajo y encontramos un lugar decente para dormir, enfrente de tus padres y mis padres dijiste que no podías dormir conmigo porque habías hecho una promesa.

"No me puedo quedar contigo. Lo prometí".

¿A quién se lo prometiste?

¿A ella?

¿A ti misma?



Quédate entonces allá.
Y dejamos de hablar y yo me ponía borracha entre semana. Escuchaba tu risa y tus pláticas con tu roomie y yo me mordía los labios con fuerza.

Quería reclamarte. Quería que supieras cómo me sentía.

Y te lo hice saber.



Una noche, cuando tu roomie y la mía salieron de fiesta, me emborraché y fui a tocar a tu puerta. Te pregunté que si podía pasar y dijiste que sí.

Platicamos casi toda la noche y yo te dije al final que quizás no había manera de salvar esto. Quizás estaba condenado desde un inicio.
Te quedaste callada.
Antes de salir, me volví y te dije:

"¿Sabes? Nunca me pediste perdón por haberme lastimado"

"Sí te lo pedí"

"Yo no quiero disculpas que puedo borrar. Nunca me miraste a los ojos, nunca me la pediste, porque por dentro crees que no lo hiciste y sí me heriste".



Rompiste mi corazón y yo esperaba cada semana a que recapacitaras. Extrañaba a mi mejor amiga.
Extrañaba tenerte para contarte todo lo bueno que me estaba pasando, extrañaba que me contaras todo lo bueno que te estaba pasando.
Pero no pasó.
No te importó.


Un día fue tu novia hasta nuestra nueva casa y te esperó afuera. Cuando salí, ella y yo intercambiamos una mirada. Ella se veía muy complacida y yo me veía muy ojerosa y flacucha y triste. 
Que se vaya a la verga, la neta.


Vi que te fuiste con ella.

Dieron las doce y no regresabas. Yo seguía despierta, con las luces apagadas y escuchando a mi roomie respirar. 
Hacía frío y lloviznaba un poco.

Dieron las tres de la madrugada y no regresabas.Yo estaba dando vueltas por la cama, me levanté y me senté en las escaleras.

Dieron las cuatro y media y me metí a dormir. No regresaste esa noche.


Tú muy feliz allá, pasándotela genial, sin mí, sin acordarte de mí, sin pensar ni un momento en mí y yo pasé una noche en vela, en el frío, preocupándome por ti.
¿Cómo regresarías, si en Dolores Hidalgo no hay taxis de noche, ni hay uber ni hay metro ni camión ni pinches nada?
¿Y si te pasaba algo en el camino a casa?






Pero, incluso cuando todavía tu cara aparezca en mi mente cuando escucho canciones tristes, incluso cuando todavía instintivamente estiro la mano a la hora de cruzar la calle para que alguien me tome, incluso cuando todavía sueñe con que regresas, con que te arrepientes y con que valoras nuestra amistad, incluso cuando todavía me emborrache y sueñe con tu risa, cuando cierro los ojos sueño con tu voz y cuando siento que me voy a tardar más de diez años en olvidarte, incluso cuando todavía escribo de ti...


Incluso cuando todavía mis papás preguntan por ti, incluso cuando a todo el mundo a mi alrededor le cuento de ti, entre sombras generales y detalles insignificantes -porque me da un chingo de pena lo pendeja que me vi-, incluso cuando mi bb sabe de ti, incluso cuando me peleé con mis amigos por ti, incluso cuando yo vi que todo lo que pensaba de ti era mentira y era pura ilusión y eran pendejadas con p mayúscula...

incluso cuando por alguna razón sigo creyendo que eres mi mejor amiga, incluso cuando sé que te valgo madre y que sé que no vas a leer esto, y cuando sé que incluso si lo lees no vas a poder contactarme porque yo me aseguré de bloquearte de cada espacio del internet, incluso cuando veo que te cruzas la calle para no toparte conmigo...

Incluso cuando sé todo eso y sé que no me mereces



Incluso cuando quiero que regreses y al mismo tiempo me da miedo de que lo hagas, incluso cuando todo lo que hemos vivido fue muy bonito pero dolió como la puta madre...


Agradezco el tiempo juntas, lo aprecio y lo guardo. Algún día aprenderé eso que tú ya sabes, eso que te mantiene lejos de mí. 


Nunca vas a saber el amor que me costó dejarte ir


Por eso, quédate allá.


Si alguna vez esos "te amo" fueron de verdad, no regreses, por favor. 



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