Guanajuato tiene este embellecedor efecto de historia, aventura y excitación por sus callejones que atrae a cuerpos jóvenes y almas viejas a dejarse llevar por la noche.
No sé realmente cuál es el encanto -o maldición- que tiene el lugar, pero si lo has visitado, seguro también has tenido la necesidad de visitar aunque sea un "pub" para ver de qué va. Si tienes suerte, puedes salir por tu propio pie y regresar sano y salvo a tu casita.
Si eres como yo, puedes terminar tirada en medio de la calle, rodeada de tu propio vómito, porque ya no puedes más.
Ahí les va la historia:
Guanajuato tiene un día de "las flores" donde se venden muchas flores -duh-, pero el chiste no es las flores. El chiste es irte a ponerte una borrachera de aquellas...
Tons a mis amigas y a mí se nos ocurrió ir, porque #jóvenesyaventureras. Anduvimos buscando hoteles para quedarnos a dormir y una vez que tuvimos reservación y la confirmación de al menos cuatro personas, armamos la maleta y nos fuimos.
Yo salí corriendo de mi trabajo -salgo a las siete de la noche- y aún con mi bata de Mafalda y mi maleta me subí al camión rumbo a Gto. Debo decir que el camión iba bien lleno de shavos que, como yo, iban preparados y emocionados por arruinar sus vidas en la ciudad del callejón del beso.
Cuando llegué a la central, fue cuestión de minutos para que también llegara una de mis amiguitas. Al cabo de diez minutos llegó mi otra amiguita y su novio.
Pero la noche empezó mal y eso debió haber sido un augurio -lo fue para mí pero quise ignorarlo porque #alcohólica-, porque tardamos como más de una hora buscando un pinche taxi para que nos llevara al hotel. Luego que lo encontramos, tardamos como media hora o cuarenta minutos en llegar porque el tráfico estaba bien perro y denso. Ugh. Ya ni en el Cervantino, la neta.
Total que entramos al hotel como a eso de las once y media de la noche, pagamos un poco más porque el precio que revisó mi amiga era sin IVA y pues, ya, chingue su madre, con tal de tener donde dormir lo que fuera estaba bien.
Apenas nos entregaron la habitación, me cambié de ropa, me peiné y me pinté los ojos con la bandera pansexual porque O SEA SI ES NECESARIO PINTARME ALGO GAY EN LA FRENTE PARA QUE SEPAN QUE NO SOY HETEROSEXUAL Y ALGUNA MORRA SE ME ACERQUE LO VOY A HACER.
Cuando salimos, estábamos preparados mentalmente para encontrarnos con lugares a tope, porque según una de mis amigas, debíamos hacer reservación porque "iba a estar hasta la madre", así que de inmediato llegamos a lo que nos pusiera ya en tono.
Caminábamos por las oscuras calles de Guanajuato, pero no se sentía en absoluto solitario ni peligroso. Había muchísima gente -jóvenes, sobre todo- ebrios por donde fuera, caminando, bailando con los mariachis o las estudiantinas que por ahí andaban, festejando.
Nuestra primera parada fue un "pub" de mezcales de diez pesos. Tuvimos que hacer fila para entrar y una vez dentro, estaba todo lleno. Literalmente había tres grados arriba del clima exterior por la cantidad de gente que estaba bailando, borracha o cantando. El suelo estaba súper pegajoso y no quise ni imaginarme qué rayos había pasado con las paredes. Todo era apretujarse y colarse entre los espacios que podías divisar en la pista de baile. Una vez que logramos llegar a la barra, el novio de mi amiga Yazmin nos preguntó de qué sabor querríamos los mezcales. Yo pedí los dos de mango. Eran vasitos anchos y bajos, y el mezcal sabía a gerber de mango con agüita. Igual me los tomé de golpe. A Yazmin y a mi amiguita no les gustaron, así que nos fuimos.
El siguiente lugar fue un bar llamado algo como "Glum" (?. La estructura era chistosa porque es una casa vieja ambientada como bar hispter. Llegamos ahí porque en las calles vimos a chavos con bebidas azules de litro -cosa muy parecida a un cry-on, bebida que me gusta mucho- y les preguntamos en dónde las habían comprado y ellos nos mandaron a ese bar. Entramos y, también como en el pub, estaba hasta la madre, pero no tardamos mucho en hacernos un lugarcito en la barra y pedimos tres tarros de NO SÉ QUÉ ERA pero sabía a refresco. Anduvimos de ahí a allá y Yazmin y su novio se encontraron a uno de sus amigos y lo saludaron.
Mi amiguita y yo encontramos una mesa y nos sentamos en lo que Yaz y Daniel se despedían. Platicamos un poco y de repente las palabras en mis labios empezaron a sonar graciosas. Fue extraño, pero en ese momento pensé "ya se me subió".
No es tan extraño porque consideramos que lo único que tenía en el estómago era yogurth y un sánduitch de mermelada de zarzamora que me había comido en la hora del recreo.
Y además, mi cuerpo no aguanta NADA, lo odio.
Nos mudamos de lugar porque estaba medio de flojera y Yazmin quería bailar. Mi amiga Ale me estuvo marcando a lo largo de la noche para preguntarme dónde estaba y para decirme a dónde "jalarnos", pero en ningún momento pudimos coincidir porque ella ya estaba muy ebria como para saber dónde estaba y yo estoy súper mensa para las direcciones.
Quería visitar un bar gay pero UGH :c no se pudo. Total que anduvimos por el centro caminando, viendo qué lugares no estaban hasta la madre y no encontramos ninguno decente. Al final elegimos ir a uno llamado "Mezcalitos", que es un bar bajo tierra, muy interesante.
*adjunto foto*
(me dieron unas ganas locas de aventarme desde ahí, tbh)
Iniciamos con mezcales de sabores agradables y amigables. Yo pedía de frutas porque #vegetarianamil. No necesité muchos para que el suelo se empezara a mover bajo mis pies y todo se volviera borroso. La música de los dosmil de Shakira tampoco ayudó mucho y la alegría y el amor que inflamaban mi corazón de ver a mis dos mejores amigas ahí conmigo siendo felices sólo me hacía replantearme todo.
Estaba viva, estaba bien. Mis papás están vivos y están bien. Mis amigas están vivas y están bien. Mi bb está vivo y está bien.
De repente todo tenía sentido y todo cobró un tono de dorado maravilloso. La vida está viva y está bien.
¿Qué más se le puede pedir al tiempo y al universo? ¿Con qué cara le puedo reclamar a la entidad divina que nos puso aquí todas las cosas horribles que he pasado?
Sí, uno de mis mejores amigos me agredió sexualmente en una fiesta.
Sí, la única persona que ha creído ciegamente en mí se murió de la pinche nada y no me pude despedir.
Sí, mi mejor amiga me rompió el corazón.
Sí, no tengo el trabajo que he soñado.
Sí, mis amigos han mentido, han engañado, han sido asaltados, han sido lastimados, han sido abandonados.
Sí, mi bb ha tenido altibajos horribles en los últimos meses.
Sí, mi hermana ha tenido problemas emocionales cañones.
Sí, mis papás han tenido problemas de salud en estos últimos años que me han preocupado muchísimo.
Sí, a veces no me soporto y no quiero seguir despertando. Sí, una vez atenté contra mí misma.
PERO
"Pero esto es la vida" pensaba mientras me engullía el mezcal de pepino del que todos ya habían probado porque les di a probar yo de mi vasito, "Esto es. Vivir culeradas y salir adelante y darte cuenta que lo que no funcionó atrás tiene una explicación si vives un poco más. Vivir culeradas y luego salir adelante y luego aprender. Y sentir, sentir mucho y aprender"
Después de eso ya no recuerdo absolutamente nada. Tengo algunos flashbacks pero son como escenas.
Tengo recuerdo que estoy sentada afuera de una puerta, con la cabeza entre las piernas y mi amiga Fany está inclinada hacia mí y con voz distorsionada, arrastrando las palabras, me dice "Amiga, si quieres vomitar, vomita, vomita, si quieres hacerlo vomita, vomita, vomita..." y yo obedecí. Estoy un 80% segura de que le vomité encima.
Tengo otro recuerdo en donde las manos grandes y cálidas de Daniel, el novio de mi amiga, están alrededor de mi cintura y me dice con voz temblorosa: "Ayúdame poquito, Mariana, tienes que ayudarme", mientras me hace caminar hacia quién sabe dónde.
Tengo otro recuerdo donde estoy en el baño del hotel, con la cabeza en la taza del inodoro, vomitando. La voz de Daniel y Yazmin se escucha por momentos pero no logro captar lo que dicen.
Tengo otro recuerdo donde me estoy quitando la ropa. Tengo otro recuerdo donde estoy en un rincón de la regadera, porque el agua está fría y no sé cómo abrir la llave del agua caliente.
Tengo otro donde me tapo con la cortina porque Yazmin ya me quiere sacar para meterme a la cama.
El último que tengo es que estoy en la cama, pero ya nada da vueltas. Me acabo de golpear la cabeza contra el filo del buró pero no me duele. No siento nada. Siento calma. Como si me estuviera yendo a otro lugar.
No tengo consciencia de nada. Nada tiene sentido ni tiene emoción. Todo es blanco. No siento nada, ni siquiera miedo o vergüenza.
Todo está bien.
Todos están bien.
Yo estoy bien.
Horas después me despertó la necesidad de volver el estómago y así lo hice.
Todavía borracha pero con consciencia, me dediqué a buscar mi teléfono y no lo hallé en mi cuarto. Pensé en Yazmin y fui al de ella, me escabullí como pude, y me puse a ver sus cosas para ver si lo encontraba.
Sí lo encontré y luego de haberme robado dos chicles de Daniel, les dejé su llave que habían dejado en mi cuarto y me fui.
Regresé a mi cuarto y caí otra vez rendida en la cama.
La vergüenza y la resaca son muy poderosas cuando se combinan.
Mis amigos tienen el resto de la historia:
Daniel aseguró que no nos fuimos del bar, sino que nos echaron. Que el guardia de seguridad se les acercó a él y mi amiga F. y les pidieron que nos fuéramos, porque Yazmin y yo "andábamos incontrolables".
Yazmin y yo estábamos en el baño Y NO ME ACUERDO DE NADA. No sé qué hicimos para que nos sacaran, pero estoy segura que no fue nada gay.
Mi amiga F. asegura que Yazmin se robó una botella de mezcal de aceituna y nos dio a probar. Daniel tuvo que pagarla.
Salimos como pudimos del bar y yo ya iba muerta. Daniel tuvo que arrastrarme pero yo ya no respondía. Me caí no sé cuántas veces y me quedaba tirada en la calle. Dice Yazmin que se distrajeron un poco y que habían unos chavos grabándome. Ella -también borracha pero no tanto- corrió hacia ellos, emputadísima, y los aventó. Les dijo que borraran todo. Daniel entonces acudió en el rescate de mi amiga y a palabras de él, le enseñaron el teléfono, tenían tres videos y los borraron en su cara.
No sé si lo dijo para no preocuparme o si sí fue cierto. En todo caso, si ven alguno por ahí, no hagan caso. LOS HOMBRES SIEMPRE CON SUS CULERADAS, YA ME TIENEN HASTA LA MADRE.
Dice Yazmin que nos compró flores a mi amiguita F. y a mí. Se quedaron en la calle, junto a mi vómito y mi dignidad.
Daniel dice que fue muy difícil encontrar taxi o uber que nos llevara al hotel pero que cuando fue así, mi amiga F. y yo ya estábamos súper out.
El guardia del hotel tuvo que ayudarnos a subirnos porque Daniel no podía solo con las tres -sobre todo conmigo porque les digo que yo ya era un bulto de miseria y alcohol-
Dice Daniel que Yazmin le pidió ayuda conmigo, una vez dentro del baño, y me encontró vomitando en el váter. Él me estuvo limpiando la cara y, a palabras de él, yo le dije "Eres muy buena onda, gracias... qué asco, perdóname".
Mis lentes oscuros no podían ocultar la vergüenza que sentía. Les pedí perdón como dieciocho veces y les repetí que yo no era así. Nunca me había puesto tan mal, en verdad. Sé que me pongo borracha muy fácil y a veces sí he hecho cosas estúpidas, pero NUNCA me había puesto así. No sé qué me pasó, porque ni siquiera estaba disgustada o alterada emocionalmente para dejarme llevar.
No sé qué fue.
Y aunque ellos estaban muy de buen humor y que me perdonan y que me conocen, yo sé que estuvo súper mal.
Quise morirme.
Todavía quiero morirme.
Todo el día de ayer la pasé entre mareos, dolor de cabeza, y cansancio extremo. Comí algo de pizza que me dio mi mamá y me quedé dormida casi todo el día. Como a eso de las nueve de la noche me paré para prender la computadora y escribir el blog pero la luz me mareaba cañón.
Contesté algunos mensajes como pude y le mandé uno a mi bb para reportarle que estaba bien. Luego me di cuenta de que le escribí estando en ese mal estado y QUÉ PINCHE VERGÜENZA TODO LO QUE LE DIJE, DIOSITA SANTA.
Le di las buenas noches y regresé a mi cama a seguir sintiéndome miserable, esperando que un agujero negro se abriera en mi cama y me tragara para siempre.
Qué pena, amigos.
Hoy escribo esto, ya con un poquito de más claridad mental.
Estoy mejor físicamente, quizás, pero me duele todavía el cuerpo y tengo moretones y un golpe en la frente.
Perdí un zapato en el hotel.
No cuidé a mis amigas y en su lugar, yo fui el estorbo, la carga, LA BOLSA LLENA DE BASURA QUE TIENEN QUE ACARREAR PORQUE ES INCAPAZ DE LLEVAR SU VIDA DE MANERA TRANQUILA, AMIGAS LAS AMO MUCHO POR FAVOR PERDÓNENME.
Y si dejamos aún lado la vergüenza que siento por todos los problemas que les causé, también me siento muy avergonzada conmigo misma porque jamás me había puesto así. Jamás nunca. Ni siquiera cuando he tomado porque estoy triste y quiero olvidar.
Siento crecer una espinita en mi corazón; es miedo. Tengo miedo. Esta no soy yo.
Sé que soy problemática en muchos aspectos, pero siempre procuro nunca arrastrar a nadie a mi torrente de caos y destrucción y con esto sólo probé la fuerza de mi huracán cuando me pongo en modo destructiva.
Sé que Yazmin, Daniel y mi amiga F. me perdonan, sobre todo porque Yazmin y mi amiga F. me conocen de años y me aman.
Sé que tomé de más, que se me hizo fácil engullirme el mezcal como si fuera cafecito en la mañana.
Sé que para eso se va a Gto si eres chavo, porque no es la primera vez que voy a Gto a perder la consciencia entre mezcal y canciones de Lady Gaga.
Sé que soy joven y que tengo derecho a divertirme y que trabajo muy duro para sacar adelante a los niños.
Sé que me voy a equivocar.
Pero en verdad, qué putada esto. Yo no soy esto. No quiero ser esto. No voy a convertirme en esto.
Así que luego de mi viaje astral espiritual y existencial y de haber charlado con mis amigas y de haber pasado todo el día anterior sufriendo, quiero dejar en claro algo:
Qué bueno que estoy viva y todo está bien.
Pero no quiero necesitar el alcohol, o las drogas o esa clase de circunstancias para recordarlo.