Este impulso mío despertó cuando tenía pocas semanas de entablar conversación con ella. Quise salvarla de los horribles padres que tiene, de los nefastos amigos que tenía, de la egoísta novia que tenía y del mundo contaminado en el que vivimos. Quise hacerlo.
No me di cuenta de lo enamorada que ella estaba de mí y todo lo que me decía, que a medios tintes se deslizaba por entre sus dedos y sus labios, yo lo atribuía a su amabilidad. Hasta el día de hoy, es algo de lo que ella y las personas lo mencionan con frecuencia: que asumo que las personas son gentiles cuando están "coqueteando" conmigo, pero intentar seducirme de manera disfrazada no sirve conmigo porque soy tonta y necesito palabras directas. Sin embargo, sus palabras se volvían cada vez más densas, más grandes, más fuertes, más "problemáticas", porque pues, ella tenía novia en ese momento.
"Me importas más que mi novia" y otras frases que me repetía hasta el cansancio me hacían sentir cosas por dentro: cosas desagradables. Nunca se lo dije. Mi intención no era volverme más importante que su pareja de entonces, en mi mente lo último que me imaginaba era involucrarme con ella de una manera sentimental-romántica.
Pero pasó.
No sé si fue por la cotidianidad de nuestras pláticas o lo relativamente fácil que me resulta expresarme con ella, los muchos temas en común o que por nuestros carácteres, congeniamos desde la primera vez bastante bien, como dos piezas de un rompecabezas en su lugar, que me empecé a sentir muy cómoda con ella.
Demasiado cómoda.
Había pasado tanto tiempo sin que yo sintiera tanta conexión con alguien que no fuera amigo mío de años, mi relación con ella se sentía tan natural, tan fácil, tan real, que llegaba a espantarme por momentos porque lmao, ella tenía novia en ese momento.
Pero como en todo, las cosas se salen de mi control e incluso cuando había recibido algunas advertencias por parte de mis amigos más cercanos, seguí conviviendo con ella como hasta el momento lo había hecho y me enamoré.
Me enamoré como cuando descubres una canción nueva que no sabías que necesitabas hasta que la escuchas por primera vez. Así, de la nada, sin que yo tuviera la voluntad de decir que no.
Y a pesar de que estaba muy enamorada, también tenía un chingo de miedo porque ella tenía novia y era obvio que a su novia yo le cagaba en la madre.
Ella no daba señales de que fuera a terminar con su novia, es más, casi nunca hablábamos de ella, o de otras personas. Cuando estábamos juntas platicando, era como que creábamos nuestra propia burbuja de felicidad donde nadie más tenía poder ni voz ni voto. Éramos ella y yo contra el mundo.
Pero el recordatorio constante de la existencia de su novia y de que yo no podía meterme era algo muy feo. Una frecuente flamita que pensé que podía controlar y que terminó quemándome alv.
Estaba muy enamorada y dispuesta a casi todo si así se me hubiese pedido, pero ella tenía algo más que condescendencia de mí y pues, el hecho de que estuviera enamorada de mí también lo hacía todo más complicado.
Porque la novia de ella qué
Porque mi salud mental qué
Porque la distancia
Porque mis amigos
Porque sus papás
Porque GLEE, OMG
Fueron meses de ir y venir y al final, ella decidió terminar con su novia y empezar una relación conmigo.
Ahora, no sé hasta qué punto tuve que ver yo, pues ella no era muy feliz en su relación, pero aunque por dentro estaba muy satisfecha y me sentía increíble, también tenía una carga de culpa horrible. Llegué a pensar por momentos que de veras era la otra, la "roba-novias", o whatever. Pensé muchas cosas feas de mí misma que obvio jamás le dije porque no quería hacerla sentir mal.
Pero no fue por mucho tiempo. Así como ella quiso que yo fuera su novia, también decidió que yo fuera su ex novia y me dejó al cabo de un tiempo relativamente corto. Yo estaba súper confundida y me sentía herida y asustada. Ella no era como yo, de tomar decisiones en caliente y chingue su madre lo demás. Ella lo piensa todo con bastante detalle... Y así como planificó estar conmigo, también reflexionó abandonarme.
Yo le pedí que no me volviera a hablar, que quizás podríamos ser amigas -así habíamos iniciado-, pero que no en ese momento.
Nunca se fue de mi vida, en realidad. Desde entonces se ha mantenido muy cerca de mí, por más que yo la he corrido y le he insistido en que ya neta bye.
Creo que lo que más me duele de todo es que, además de haberme sentido como un vil juguete, y tener pensamientos llenos de pánico en los que me estoy convencida de que ella nomás me estaba viendo la cara de su pendeja -como todos, como siempre-, me duele esa parte de la confianza. Esa fractura que se agrietó con cada palabra y con cada acto que se contradecían.
No sólo rompió mi corazón, me desbarató en mis proporciones de persona introvertida. Me volví a encerrar en una burbuja donde sólo éramos mi miseria y yo. No quería saber nada de nadie. Estaba muy asustada y herida y ofendida terriblemente.
Y ahora me llama por las noches para reclamarme, para preguntarme cosas extrañas, para decirme que no hay ni un día en el que no se arrepienta de haberme dejado.
Y yo estoy como de ?????????????
Quiero pensar que lo dice porque ya creció y maduró y aprendió a ver las cosas de otra manera.
Pero no, porque lo único que la ha hecho reflexionar todo este desmadre y nuestra historia, es porque ahora tengo lo más bonito y asombroso y fantástico del mundo con mi bb y sé que ella se imagina en su lugar, si ella hubiera sido paciente y compasiva, si hubiera sido más honesta, si hubiera...
Pero no hay hubieras.
Hace unos días me llamó para preguntarme algo que me agarró en curva pero que yo en mi cabeza y en mi corazón y en mi cuerpo y en todos mis rincones es la misma respuesta. Quería saber cómo veía ahora nuestro rompimiento, luego de estos años.
Fui honesta -como siempre- y le dije que no quería darle una respuesta que pudiera dañarla. Porque incluso después de estos años y de lo que ha pasado entre nosotras, dolor es lo último que quiero inspirarle.
Ella insistió en que estaba preparada para la respuesta. Y yo se la di.
Le dije que en un principio me había ofendido muchísimo, que me sentía usada y humillada, que me había roto el corazón.
Pero que cuando conocí a mi bb y miré atrás, entendí porqué no había funcionado lo nuestro. Ni con ella, ni con nadie más con quién pude/pudiera tener algo. Porque no hay nadie antes ni después de mi bb.
Así que, Ingrid, si estás leyendo esto, no sé qué más quieres de mí.
Ya no lo sé.
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