sábado, 30 de junio de 2018

La inteligencia en los números

Una aclaración antes de iniciar todo este asunto: No estuve la semana pasada y les pido una disculpa. Sí iba a escribir -no tenía un tema pero sí iba a escribir- pero sucedió una situación muy delicada en mi hogar y no tuve cabeza para otra cosa.
Pero gracias a una buena comunicación, tiempo y compasión fraternal se arregló todo -al menos hasta donde yo tengo entendido-.
Todo bien en casa, así que por consiguiente yo también estoy en mis facultades para escribir.


Así que habiendo explicado mis motivos, ahora sí, a lo que vamos:

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Fui una niña problemática desde preescolar. Lo cierto es que yo no tengo otros recuerdos además de los juegos que jugaba con mis compañeros, los nombres de dos maestras y ciertos festivales y competencias deportivas. Dentro del salón de clases, poco es lo que puedo evocar pero es algo que a mi mamá le gusta mucho recordarme.
Aprendí a leer en segundo de preescolar pero en el tercer año me cambiaron de escuela y por alguna razón, la maestra encargada de mi grupo ignoraba eso de mí.

La maestra me daba los mismos trabajos que mis compañeros y yo, avanzada y precoz, los terminaba muy rápido. ¿Y qué era lo que me ponía hacer entonces? Molestaba a mis compañeros. Les hacía maldades, los distraía. La maestra estaba muy desesperada, entonces me mandaba al rincón de lectura y yo tomaba los libros que quería, me sentaba y me ponía a leer.

Luego de un tiempo la maestra se percató de que me quedaba un rato viendo la misma hoja y ella pensaba que me llamaba mucho la atención las imágenes. Le comentó eso a mi mamá y ella contestó con un muy natural:

-¡Ah! Es que Mariana ya sabe leer-
-¿Ya sabe leer?-
-Sí, aprendió el año pasado y le gusta mucho... Si se pone a molestar a los niños, dele un libro- esa fue la recomendación que le hizo mi mamá para mantenerme calmada.

La maestra entonces así lo hizo y descubrió -y de paso, yo también- la manera de mantenerme lo suficientemente ocupada para no hacer desastres. Leyendo.
Desde entonces he mantenido el hábito de leer y aunque la demás gente parece simplemente obviar el motivo "porque me gusta", también se debe a que leer hace que encauce mi energía en cosas no tan autodestructivas.

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Crecí y pasé mi educación básica de manera "adecuada". Dentro del estándar. Nunca tuve las mejores calificaciones, nunca pertenecí a la escolta. Nunca participé en los concursos de literatura, nunca participé en actividades individuales de concurso. 
Estuve en equipos deportivos -como de fútbol en la primaria y luego estuve en la selección de básquetbol de mi secundaria-, el maestro de inglés de mi secundaria me ponía a ayudarle a revisar la tarea de mis compañeros y las clases de química eran una delicia para mí.

En la preparatoria fue casi igual. Nunca reprobé ninguna materia -porque soy demasiado nerviosa- y tampoco tuve el mejor promedio de la generación. Exentaba exámenes y recibía diferentes comentarios: Mi maestro de español estaba muy complacido de que tuviera una ortografía "casi" perfecta a la edad de quince años, incluso con lecciones que él todavía no nos había enseñado y mi maestro de inglés me regresaba los trabajos y tareas porque me decía "esa palabra, esa lección no se las he dado todavía". 
Mientras algunos me aplaudían mi premura intelectual, otros me la recriminaban. Sin embargo, nunca fue algo que me preocupara en exceso. Yo hacía lo mejor que podía para encajar y no destacar tanto de entre mis compañeros...

Pero para mi desgracia, siempre desentoné.

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Me desesperaba un montón cuando me encomendaban trabajos en equipo porque era tener que seguirles su paso. Y su paso era extenuante, ridículo y muy lento. Excesivamente lento. Perdía la paciencia desde que estaba en primaria y mi mamá empezó a notar eso y me pedía que fuera paciente.

"No todos son como tú. Sé paciente" me insistía. 

La escuchaba y decía que sí, pero lo volvía a hacer. No era paciente y me desesperaba que mis compañeros no captaran a la primera explicación y me desesperaba que para que vieran lo que yo veía tenían que tomarse más tiempo. En verdad. Me era muy difícil encajar en trabajos en equipo. 

Durante toda mi vida académica mi mamá me repitió eso. "No todos son como tú. Sé paciente". 

Desentonaba porque, mientras mis compañeros eran alegres, ruidosos, supérfluos y extrovertidos, yo era introvertida. Soy muy introvertida y también soy calmada y muchas veces prefiero pasar desapercibida y estar en silencio.
Mientras mis compañeros se emborrachaban e iban a fiestas, yo me escondía en los baños para leer el libro que tuviera en mi bolso o el PDF en mi celular.
Mientras los demás hacían su vida, o lo que fuera, yo estaba determinada a hacer un montón de cosas:

Y leía un montón y escribía un montón. Dibujaba mucho y aprendía muchas canciones, en diversos idiomas. Investigaba cosas que me llamaban la atención, en mis enciclopedias o en internet y pasaba mucho tiempo haciéndome preguntas. Leía el periódico y me angustiaba y cuando quería hablar con alguien sobre esos temas, no había nadie.

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Siempre me sentí muy diferente y la verdad es que eso me entristeció mucho. Me hizo acostumbrarme de alguna manera a estar sola y ahora me es difícil quitarme esa sensación incluso cuando estoy con mis amigos, mis amantes o mi familia. 
Incluso conmigo misma.


Así que cuando a los 17 años una psicóloga me hizo una evaluación para medir mi Coeficiente Intelectual y resulté con 125 -que es por encima del promedio-, fue como algo lógico.

No me emocioné y tampoco me espanté. Fue más bien como un "Ah, ahora todo tiene sentido".

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No le dije a nadie, nunca se lo he dicho a alguien. No con tantas palabras. Sé que suelo decir que soy la persona más inteligente que muchas personas conocen -porque es cierto-, pero jamás he hablado de mi C. I.




Quizás en este punto se estén preguntando cómo es que nunca utilicé eso para salirme con la mía. O para presumir o para no sé qué otra motivación alguien podría tener para decir su C.I.

No lo hice porque me avergonzaba mucho de mí misma. Nunca he entrado en el estereotipo de persona "súper inteligente" porque quizás nunca me sentí súper inteligente. Comparándome con los demás, bueno, por supuesto que lo soy, pero ¿dentro de mis estándares? No. De veras que no. 

Siempre procuré que todo en mi entorno fuera normal, lo más normal que pudiera ser para no llamar la atención y no tener que estar contestando preguntas imbéciles o perdiendo mi tiempo. 

De por sí la gente me miraba raro, ¿se imaginan qué si hubiera pasado si cuando era niña los demás se hubieran enterado de eso? Me habrían tratado con más artificialidad con la que me trataban ya.



Quizás por no entrar en los estereotipos de persona súper inteligente: Ya saben, tener siempre 10, participar siempre en clase, estar en la escolta, participar en concursos de declamación, debate o whatever, ser la número uno y estar bajo el reflector siempre, tomar siempre muy buenas decisiones, siempre estar de buen humor y ser sana mentalmente, nunca me consideré como tal.


Por el contrario.

Mis calificaciones nunca fueron las mejores pero eran buenas. Yo nunca quise esforzarme en nada porque la escuela me parecía aburrida desde preescolar hasta la carrera en su totalidad, así que hacía lo mínimo para pasar con algo más o menos decente. 
Nunca quise participar en situaciones públicas de poemas, escolta, y concursos, porque la atención desmedida y el reflector me causan mucho pánico escénico. 
No tomo muy buenas decisiones -de hecho, creo que de plano sí tomo algunas muy pinches-
No siempre estoy de buen humor. Me estoy riendo siempre pero no significa que esté de buen humor.

Y no estoy sana mentalmente.

Soy pansexual, y tomo -quizás- demasiado alcohol, me autodestruyo más de lo conveniente y no tengo muy buena autoestima. Me involucro en relaciones medio tóxicas y después yo termino convirtiéndome en una persona tóxica. Soy demasiado sensible, y también al mismo tiempo soy demasiado racional. No sé llorar y no conozco otra manera de expresar mis emociones además de escribir o golpear paredes. 
Soy vegetariana desde hace seis años y lloro cuando leo el periódico y lloro cuando le doy dinero a la gente pobre en la calle y básicamente lloro con cualquier situación angustiante del mundo porque no sé llorar por mis propios sentimientos.

Soy muy imprudente y muy impaciente y no quiero ni tengo tolerancia con la gente estúpida.

Hago el mínimo esfuerzo, me desvelo un montón y leo mucho más de lo que podría ser recomendable.

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Quizás por eso jamás lo dije. Porque si nadie podía notarlo, así yo no me vería en la necesidad de mantener una imagen que no es mía.

Me he topado con gente que me sobreestima y cree que soy perfecta. 
No lo soy. Disto mucho de eso.


Jamás se lo conté a nadie. Cuando me dieron los resultados, le imploré a la psicóloga que no le dijera a nadie de mi familia. Ella no entendía porqué yo no quería pero respetó mi decisión.
Me lo guardé y seguí como si nada.



No quería que nadie supiera porque pensé que sería otra brecha más en mi unión con los demás. 
De por sí no encajaba antes, ahora que todos supieran que soy más inteligente que el promedio, no iba a encajar más.

Siempre deseé tener un grupo donde poder encajar y ser yo misma y que hubiera otras personas como yo. Siempre estuve buscando a alguien como yo, amigos como yo, parejas como yo... y no los encontraba. Me quejaba amargamente porque perdía la esperanza de un día poder conocer a otra Mariana o Mariano. 

Pero ahora, con el tiempo, pude entender que ser algo distinto a los demás no me aleja de ellos. Me une a otro grupo de personas y yo no soy sólo una cosa. Yo no soy sólo un coeficiente intelectual, soy también mi sexualidad y mi ideología, soy mi creencia y soy mis planes y mis sueños.

Soy todo.

Así que encajo en todos lados porque lo soy todo.


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Estoy aprendiendo a dejar de rechazarme y dejar de tenerme miedo. 

¿Por qué ideo las cosas diferente?
¿Por qué aprendo demasiado rápido?
¿Por qué no puedo elegir un género para intimar?
¿Por qué me duele mi corazón cuando pienso en el sufrimiento de los demás, aún cuando yo no puedo hacer gran cosa por ellos?
¿Por qué me angustio tanto?
¿Por qué quiero saberlo todo?
¿Por qué me estoy haciendo preguntas todo el tiempo?
¿Por qué veo fantasmas y cosas raras dentro y fuera de mi cabeza?
¿Por qué no puedo sentir como los demás y dejarme de tonterías?
¿Por qué si soy tan inteligente y tan hábil no tengo buena autoestima y al mismo tiempo soy tan arrogante que no dejo que mi autoestima y vanidad dependa de los demás?
¿Por qué si soy tan sana físicamente estoy tan arruinada mentalmente?
¿POR QUÉ SIEMPRE TENGO QUE ESTAR TENIENDO SUEÑOS RAROS ALV?
¿Por qué?

Porque no y ya, Mariana. Porque sí y ya.


No hay más razones.


Así que supongo que lo que quiero decir es que la inteligencia no se mide en los números. O sí. Pero números abstractos a lo largo de la vida.

De cuántos corazones rotos saliste con vida
De cuántas personas fueron felices contigo
De cuántos sueños lograste realizar, pequeños o grandes
De cuántas películas viste, de cuántos abrazos diste, de cuántas canciones cantaste


De cuántas vidas tocaste.



Yo digo que es eso.


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sábado, 16 de junio de 2018

Aprender a soltar: una guía práctica para aferradxs como yo.

Una cuestión antes de iniciar: Me gusta usar el lenguaje inclusivo con la X, aunque esté mal fonéticamente. Y quizás gramaticalmente también, la RAE ya lo dijo.

¿Pero saben qué?

Yo me puedo pasar a la RAE por donde quiera, así que ahí está.


Ahora sí, a lo que vamos.


APRENDA A SOLTAR AQUELLO QUE LE HACE MAL, NOVIAZGOS, AMISTADES, TRABAJOS, MALOS PENSAMIENTOS, MUY MALAS IDEAS Y ALIMENTOS DAÑINOS Y RECREACIONES AUTODESTRUCTIVAS.




¿Cómo, Mariana, si tú eres la KUINAZA de la ingenuidad y autodestrucción, te atreves a escribir un post pretencioso con la misión de ayudar a otras almas igual de devastadas y confundidas como las tuya?

Pues, sí, están en su derecho de cuestionarme y lo cierto es que tienen razón. Yo, que soy probablemente el ser más aferrado, terco, necio, aprensivo, obtuso del planeta tierra, se me ocurre escribir esto en mi blog, a sabiendas que llega a cientos de personas que yo no conozco, porque de las personas que son cercanas a mí son contados los que me leen (gracias, amigxxxxsss).


Sé lo peligroso que es dar consejos, sé lo complejo y aún más peligroso es escribir guías cuando no se es profesional.

No tengo formación en psicología, sólo de un semestre o dos que tuve clases de psicología general en la preparatoria y de mi conocimiento a través de libros de psicología, como el DM5, y libros de autoayuda e inteligencia emocional que a veces leo en las bibliotecas públicas en un rincón,a  media luz y cuidando con la mirada sobre mi hombro que nadie me vea leyendo eso, por mero ocio o curiosidad morbosa en extremo. 

Pero sí les puedo contar de mi experiencia, y creo que eso les va a ser muy útil. Voy por la vida presentándome como "un cuento con moraleja". Lo soy. Soy un cuento con moraleja, con una lección entre líneas, y si son atentos aprenden muchas cosas de mí y por mí y a pesar de mí, así que ahí les va mi conocimiento desparramado en letras:

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PASOS A SEGUIR PARA APRENDER A SOLTAR:


1.- DARTE EN LA MADRE Y CAER HASTA EL FONDO:
Yo caí muy muy al fondo. Me da pena confesárselos a mis amigas, y evito estos temas, me pongo incómoda cuando la gente me pregunta o cuando mis padres por mera preocupación paternal hacen cuestionamientos directos o indirectos.

Pero caí hasta el fondo.

Luego de esos rompimientos, la emoción que tuve del dolor me agobió tanto que sentía que me iba a desbordar. A nadie le gusta sentir dolor, por alguna razón, a mí sí.
Pero no me gustaba que fuera el mismo dolor, me gustara que fuera alternado y aún así, a pesar de eso, el dolor se hizo mucho más fuerte que yo y me terminó por zafar un tornillo (de por sí que ya estoy loca)

Caí y caí y caí.

Me emborraché diario durante muchos meses, e iba a trabajar con resaca. Tomaba pastillas ante cualquier malestar, sobre todo cuando el vacío en mi pecho y estómago se hacían presentes. Pasaba semanas sin llorar: mis ojos eran dos desiertos, áridos y brillantes. Y pasaba semanas llorando en mi cama, a moco tendido, lloraba en los autobuses y lloraba en las salas del cine o en los baños del Sanborn's. Escuchaba mucha música súper triste y romántica, música en inglés de Taylor swift y Ellie Goulding, de Ed Sheeran y de Charlie Puth, escuchaba Kpop triste y enérgico. Escuchaba esas canciones que me recordaban a esas relaciones en término muerto y me sentía súper fatal.

Me emborrachaba y les llamaba o les escribía a estas personas. Luego los bloqueaba porque me entraba mucho pánico. Quería hablar de ellos y apenas alguien me preguntaba mi estado, yo los sacaba al tema, luego pasaba las siguientes horas agobiándome con las ideas de que todo estaba arruinado y nada sería igual y que yo me iba a quedar sola para siempre.

Me hice mil moretones de tan borracha que estaba, tenía pesadillas donde estas personas me atormentaban aún más e iba de fracaso en fracaso en mi vida laboral.

Me sentía pésimo y sé que me veía pésimo.

Caí hasta darme en la madre...

Y, aunque suene horrible, haber caído hasta el fondo, mi fondo, logró dos cosas: -El golpe me despertó de mi coma de la miseria y fracaso, y -Me di cuenta de que no tenía otra opción más que salir adelante.


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(Este paso es súper importante, así que tómense su tiempo. Yo me llevé alrededor de once meses en darme en la madre para poder entender. Luego de todo este desmadre ya soy la amiga que se dió cuenta)



2.- PONERLE NOMBRE A LO QUE SIENTES Y ACEPTARLO:

Nos tienen a todos obsesionados con la idea de que las emociones y sentimientos "negativos" son dañinos, pero creo yo que es más horrible ignorarlos y tragárnoslo.

Estaba más aferrada en pensar y recordar las cosas buenas, que nublé cada aspecto negativo que todo este asunto me estaba trayendo. Y a todos iba por ahí diciéndoles que ya estaba mejor, que ya habría algún día en que los olvidaría, en que yo podría seguir adelante, pero no fue sino hasta que pude poner en palabras mi dolor y cada emoción que sentía en mi cuerpo, que pude sentir alivio.

Me sentía herida, muy herida. Me sentía ofendida, me sentía abandonada, me sentía rechazada. Me sentía muy adolorida, me sentía muy triste y me sentía muy encabronada. 

Me habían roto el corazón y yo me negaba a verlo. 

Me habían dejado, me habían rechazado, habían decidido cortar la relación conmigo. ¿Por qué me estaba costando tanto trabajo aceptarlo? 

Pero una vez que lo hice, -claro, estando hasta el culo de ebria y mientras bailaba con uno de mis amigos que intentaba llevarme al ritmo de una canción de Selena Quintanilla-, y luego de haber corrido al baño a vomitar, pude entenderlo.

Me habían rechazado y yo sentía de todo menos rechazo. Cuando pude ser honesta conmigo misma y con las situaciones que estaba viviendo, pude quitarme un peso de encima y pude entender el llanto que tenía conteniendo -y que a veces se me escapaba- desde hace meses.


NO TENGAN MIEDO DE SENTIR Y ACEPTAR LO QUE SIENTEN

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3.-DESHAZTE DE TUS VICIOS/MALOS HÁBITOS/ Y SITUACIONES DE AUTODESTRUCCIÓN:

Comencé por dejar de tomar, así, de golpe. 

De pasar a tomar alcohol diario, mínimo un fourloko o cuatro cubas de vodka, a nada en absoluto, a cualquier alcohólico le hubiera costado trabajo. 
¿Me costó trabajo dejarlo? No.
Estaba más concentrada en mis emociones, en pensar nuevas maneras de desahogarme, de limpiarme, que no tuve tiempo para sentir sed. Ya no necesité el alcohol para poder dormir, porque ahora ya no sueño con ellos ni me perturba pensar en sus caritas. 

También, evité por cierto tiempo escuchar la música que me traían recuerdos que me provocaban malestar. Silencié por momentos mis playlist románticas, dejé el kpop y dejé de escuchar Call It What You Want, Love Me Like You Do y Dangerously. Escuchaba mi música, por supuesto, pero apenas escuchaba una canción que sabía que tenía un significado especial, yo la cambiaba.

Me dejé de pendejadas y me puse a trabajar. Hacía mis cosas administrativas de maestra y también inicié proyectos personales nuevos que me está encantando hacer. 

Dejé de mencionarlos en mis pláticas y dejé de comunicarme con las personas que tengo en común con ellos. 

En silencio, me fui deshaciendo de cada parte que me estaba haciendo daño. Borré las fotos mi de Instagram, borré las conversaciones, y borré los memes, los bloqueé de fb y de mis redes sociales.

Me alejé de un tiempo de las películas y/o series con situaciones románticas o cualquier cosa provocativa y en su lugar, me puse mascarillas....

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(No se trata de olvidar, eso no creo que se pueda. Se trata de que las cosas y la vida te duelan menos)


4.- BUSCA AYUDA PROFESIONAL:

Levanté la mano, en medio de mi océano de lágrimas y pedí ayuda. 

Ese jueves que me la pasé llorando ebria, mi roomie Fany me escuchó en silencio y luego me preguntó que si necesitaba algo. Yo le dije que un balazo y me reí y a continuación, entre sollozos y lágrimas, le conté mi verdad.
Que tenía mucho miedo por el suicidio de mi amiga, porque ella lo había hecho, y que quizás yo podría terminar así y no quería.


Pedí ayuda, me sinceré con ella, en ese momento, con mis lágrimas y mi aliento a alcohol y mi miedo. Creo que nunca he sido más honesta con alguien como en el momento en que la abracé y sentí su calor y me di cuenta de que no estaba sola, que no iba a estar sola y lloré en su hombro.

Ella no es profesional en el sentido psicológico, pero es profesional siendo mi amiga y lo fue y estuvo ahí y le agradezco mil.

Seguí levantando la mano y seguí pidiendo ayuda.

Mi amiga Diian <3 y mi prima Carola me estuvieron pasando contactos de psicólogos y me siguieron llamando en la semana para ver cómo seguía, para ver si necesitaba algo.

Le conté a mi mamá y le pedí ayuda. Le conté a mi amiga Yazmin y le conté a mi amiga Marian. 


Desempolvé un libro que me ayudó bastante en su momento y que sabía que podría ayudarme otra vez. Releí como dos veces más "Uno siempre cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida" y estoy volviendo a releer "Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas" (GRACIAS AMALIA ANDRADE <3)


Puse más atención a Give Yourself A Try de The 1975, en vez de estar llorando por Somebody Else.


Mi mamá me encontró un grupo de autoayuda al que asisto cada sábado.

Estoy tomando más agua, me voy a dormir más temprano y los fines de semana salgo a pasear en bicicleta.


Sigo levantando la mano, sigo buscando ayuda. Hasta compré un té para dormir mejor -QUE NO ME HA AYUDADO PERO BUENO, NI P2, LO VOA SEGUIR INTENTANDO-

Seguiré buscando ayuda, algo me va a ayudar, todo en conjunto me va a ayudar.


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5.- TRÁTATE BIEN:

Equivocarnos, crecer, salir del sufrimiento y aprender a lidiar con una pérdida siempre es horrible. Duele un montón y se cierra cada ventana que existe en el mundo para nosotros y nos quedamos en las penumbras de nuestro dolor, nuestro miedo y nuestro vacío.

No es para siempre, no dejes que sea para siempre.

Sé amable contigo mismo.

Luego de estas rupturas, yo siempre me castigo. Tomaba alcohol para castigarme, y me obligaba a mi misma a escuchar la música que hacía que me doliera respirar por castigo. "Para que aprendas a controlarte un chingo, porque ellos se fueron por lo horrible que eres" me decía a mí misma. Me tenía harta de mí misma. Luego iba a la cama pensando que todo era mi culpa y soñaba con ellos, en mis sueños se aparecían para hacer las pases y que todo estuviera "bien" y que iba a ser como antes. Pero me despertaba y me encontraba sola en una cama vacía y sólo había silencio y el reflejo de mis ojos ojerosos y cansados me decían otra cosa.

Poco a poco pude entender que lo que yo creía que estaba "bien" no lo estaba, sólo que yo lo deseaba con tanto ardor que me nublaba el pensamiento.

Lo que yo quiero no necesariamente es lo correcto. De hecho, muchas cosas que quiero están muy mal, lol.

Pero estoy siendo amable conmigo misma, me estoy aprendiendo a perdonar y con ello, perdono los errores de los demás. Así son las situaciones de la vida, así es esto de crecer, amar y romper.

Así es esto de vivir y así es esto de morir.

Me compro mascarillas para darme tratamientos COMO LA REINA DE BELLEZA QUE SOY, escucho nueva música muy cool -Melodrama de Lorde y Pop2 de Charlie XCX son un HOLY FUCK-, salgo a comer con mis amigas, canto bien alto en el auto de mis amigos, me mensajeo más seguido con mi mamá, me compro buenos libros y mangas y me doy la oportunidad de curarme a mí misma. De disfrutar mi tiempo conmigo misma...


Respeto mi tiempo para sanar.

Le digo a estos chicos que quieren -tan insistentemente, wtf, chavos, espérense poquito- salir conmigo que me dén chance de sentirme mejor y preparada. 
Sólo hago las cosas cuando siento que estoy en tiempo y con ganas de hacerlas. 

Conoceré a quién tenga que conocer, llegará quién tenga que llegar y se quedará quién se tenga que quedar y yo voy a apreciar y atesorar cada momento de eso. Por fin ya me di cuenta.


Me enfrasco en mis proyectos personales, estoy muy emocionada por ellos y les tengo mucha fe. Adopté a una plantita que se llama Melancolía y creo que por allá de julio podré adoptar a un MICHI -un gato, lol-; 

Estoy calmada, ya no me siento presionada ni estresada ni nerviosa por nada. Como dice la canción de Imagine Dragons, "Believer", -"Don't tell me what you think that I can be, I am the one who's sailing, I'm the master of my sea"- (no me digas quién crees que yo puedo ser, yo soy quién está navegando, soy la maestra de mi océano)



Me siento muy calmada, me siento muy en paz. Mi alma está tranquila y mi mente y mi caos interno también. Me siento en una misma sintonía. Tengo presente que la curación no es lineal y que es probable que en cualquier momento vaya a tener un bajón o algo parecido. Voy a ser paciente.


Sé paciente. 

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Todas las cosas que he relatado son 100% real, no fake. Son consejos, prácticos o no, buenos o no, pero que al final yo he estado llevando a la práctica y puedo asegurarles que me han ayudado. Sanar no es algo que se dé de una semana a otra, o de un mes a tres meses. No. Como ya les dije, yo me tardé once meses en autodestruirme y llegar a un punto en que me di cuenta de que no podía seguir así.

Sean pacientes, esa es la clave.

Se merecen todo lo bueno y bonito del mundo, se merecen todo eso que sus corazones desean y se merecen el perdón y el alivio. Merecen tranquilidad y créanme, la van a encontrar.

No se den por vencidos, no están solos,  yo, con todo y mi caótico ser, los acompaña en la distancia.


Rodeénse de buenas personas, que nadie los haga sentir humillados ni los haga sentir culpables de cómo se sienten en este momento. Si no hay buenas personas cerca, saben que pueden escribirme por inbox/DM/Whatsapp/correo y yo con toda la prisa de la que soy capaz les responderé y estaré ahí.

No se autolesionen -o sí, si apenas van en el paso 1-, no piensen que es para siempre.

No lo es.



No dejen que lo sea.




Por aquí les dejo nuevamente mi correo en caso de que seas de nuevo ingreso y no sepas qué diablos está pasando y porqué soy tan tediosamente hippie.

plsimmarian@hotmail.com

también, les dejaré dos playlist que acabo de hacer con todo mi amors para ustedes y que son canciones que me han estado sacado adelante:

Una en español:



Y otra en inglés:



(las dos están súper cool y ojalá les sirvan mucho. Perdón porque no son en spotify, desde hace mucho tiempo que dejé de usarlo por motivos extraños, lol)





<3

sábado, 9 de junio de 2018

Quédate conmigo

O no te quedes. No te puedo obligar a hacer algo que no quieres y si no te quieres quedar, no lo harás por más que yo te llore y te dé motivos para hacerlo.

Si no quieres vivir, no vas a vivir, así de simple.



Mi amiga P. se suicidó hace un mes, poco más. Y yo no le dije a nadie. Cuando me enteré, el primer impulso que tuve fue abrir su conversación y escribirle mensajes. Así lo hice. Le escribí que no me dejara, que se quedara conmigo, que la amaba. 
No recibí respuesta. 

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Me quedé en silencio con mis pensamientos, que de colores oscuros y tonos macabros me bombardeaban de cosas estúpidas, irracionales y aterradoras: "Se murió, de veras se quitó la vida. 
Era tu amiga, la que te apoyaba y se mató. Se mató y tú sabes por qué. Tú entiendes por qué lo hizo"
Me quedé callada y me tragué todo con un trago de whisky. Me encerré en un lugar muy oscuro de mí misma, donde me permitía calmar mi dolor y mi sorpresa a través de generar emociones y culpando a los demás.

Me enojaba con todos en mi trabajo y les gruñía a mis papás. Discutía con mi bb, discutía con mis amigas. Estaba de mal humor siempre, regresé a tomar alcohol y pastillas otra vez. Por momentos me detenía en mitad de la calle y un vacío, casi físico, dentro de mi pecho crecía y me quitaba el aire. Sentía que me mareaba un montón y tenía que detenerme a respirar.

"Estoy bien" me decía a mí misma, "Todo va a estar bien, todo está en su lugar. Mis papás están en su casa, mi hermana está en su escuela, mi bb está en su lugar, mis amigas están en su lugar, mis compañeros están en su trabajo, mis alumnitos están en su escuelita, todo está bien, mis libros están en su lugar, mi comida está en el refri y mis calcetines limpios están disparejos pero en su lugar".


Pero yo no estaba en mi lugar.


Una mezcla de sentimientos se aglomeraban dentro de mi interior: Estaba enojada y estaba triste, estaba llena de hastío y de vacío al mismo tiempo. Quería llorar, tenía que llorar, pero ya había olvidado cómo era.


No le dije a nadie. Seguí como si nada hubiera pasado. Me levantaba a las nueve de la mañana, lavaba los platos a las diez, desayunaba a las diez y media, me ponía a leer a medio día, iba a mi trabajo a las quince para las dos, comía en el receso a las cuatro y media, regresaba a casa a las siete, me bañaba a las ocho y me ponía a trabajar en la computadora cosas administrativas o proyectos personales hasta media noche.

Platicaba con Fany, saludaba a mi compañera de trabajo y a mis alumnitos, regresaba a casa de mis papás cada fin de semana y abrazaba a mis amigos los sábados en la noche entre funciones del cine, restaurantes y otras actividades que nos gusta compartir.


Pero el vacío crecía. Se alzaban dentro de mí grandes oleadas de desesperación que no sabía cómo controlar pero me quitaban el aire, el apetito, las ganas. Tenía sueño todo el día, no podía dormir, quería quedarme en mi cama para siempre y no estar consciente de nada.


Escuchaba música y me sentía incómoda. Buscaba en los demás lo que no encontraba en mí misma. Estaba esperando que alguien dijera algo que me hiciera sentir mejor: Estaba esperando que mi bb me dijera que todo estaba bien. Estaba esperando que mis amigas más cercanas me dijeran que todo iba a estar bien. Estaba esperando que mis papás me dijeran que todo estaría bien.

Nadie lo dijo.

Y aunque lo hubieran hecho, yo no les habría creído.


La desesperación, la sorpresa y la confusión siguieron ahí. El dolor no se iba, me acompañaba como una pequeña herida de papel en uno de tus dedos favoritos. La sentía, estaba ahí y me dolía muchísimo pero era también tan pequeña e imperceptible que no podía curarla porque no hay curitas tan pequeñas.


Luego, todo se fue a la chingada (más).


La que era mi mejor amiga me mandó alv. Mi bb me pidió tiempo. Tuve un colapso de estrés por mi trabajo.
Me sentía abandonada y sola. Me sentía muy triste, me sentía muy herida y ofendida. Estaba muy mal y seguía sin poder llorar. No sabía cómo lidiar con todas esas situaciones y seguía sin poder hacer nada por ayudarme a mí misma.

Me quedé sin voluntad de hacer absolutamente nada. Me senté en la banqueta, un martes en la noche y me quedé viendo a la nada. No hay carros que pasen por mi calle -no hay muchos automóviles donde actualmente resido, tbh-, y tampoco había calma. No había calma allá afuera porque no había calma dentro de mí.
La música ahora me daba náuseas y no podía poner atención a nada más allá de cinco minutos porque me dolía la cabeza. Llegaba de mal humor a mi trabajo con los niñitos y sólo estaba esperando la oportunidad para encabronarme con alguien.


Entonces, todo pasó.


El jueves pasado me desperté con una sensación agotadora y pesada sobre mi cuerpo. Me dolían las articulaciones, me dolía la garganta y la cabeza. No quería moverme y dije en voz muy baja, casi como un murmullo "Entiendo por qué P. se suicidó".

Ese pensamiento encendió alarmas rojas dentro de mi cabeza y fue como un impulso extraño el haberme levantado de la cama de un salto. Mi corazón latía frenético dentro de mi pecho. "Entiendo por qué se suicidó".

O sea, lo entiendo. Entiendo.

Conocía más o menos las circunstancias de mi amiga, pues éramos muy cercanas, así que no podía creer que algo de ello habría tenido que ver.
Sin embargo, no conocía mucho de su cabeza porque conmigo era una criatura mágica y paciente que siempre me mostraba apoyo y me decía que no me rindiera, que ella me amaba y que todo iba a estar bien.

Pensé que ella creía lo que me decía y pues, quizás sí, quizás no lo suficiente y de todas maneras se suicidó.

Entiendo por qué lo hizo.

La vida es culera y es difícil y es horrible y estamos muy cansadas.

Pero ese pensamiento, esa sensación tan fría y tan calmada, tan pasiva y tan natural que me corrió por todo el cuerpo cuando dije "Entiendo por qué P. se suicidó", como si estuviese suspirando de alivio, me aterró un montón.

Quise quitarme las ideas de la cabeza e hice lo que tenía que hacer esa mañana pero no podía comer ni concentrarme. Tenía que decirle a alguien. Y así fue.

Le escribí primero a Monse, una buena amiga, y luego a Fany. Les pregunté que si podía contarles algo y ellas accedieron. Les dije que mi amiga cercana se había suicidado y ambas se quedaron en silencio un momento.

Cuando iba en el camión camino a mi casa, sentí el impulso de llorar en mi garganta. Si no lloraba, me iba a morir ahí mismo de un infarto o algo. Pero no podía ponerme a llorar ahí. No en frente de tantos extraños. Me contuve. Los lentes oscuros me salvaron.
Pensé en que quizás llegando a mi salón podría tomarme unos minutos para desahogarme pero no pude porque apenas divisé mi salón, vi que estaba el equipo interdisciplinario ahí afuera, esperándonos a las maestras USAER. Luego llegó mi directora. AHORA SÍ QUE NO PODRÍA HACER NI MIERDA POR MÍ MISMA.

No podía escapar ni al baño.

Me tomé una tylenol, me dejé los lentes oscuros y me amarré el cabello. Sería un día largo. A mitad de la jornada sentí mucha desesperación e intenté llamarle por teléfono a mi bb pero no contestó. Recordé entonces que me había pedido tiempo y que yo no estaba respetándolo si lo necesitaba en ese momento. Tengo que darle su espacio. Todos necesitamos espacio. Yo también necesito el mío, pero ahora no sé dónde está.


Fue una noche larga también.

Le llamé por teléfono a mi amiga Diana y estuvimos platicando un rato. Le conté de las situaciones: Le conté que Karli me había mandado alv, que Diego me había pedido tiempo, y que estaba muy inconforme y me dolía mucho respetar esas voluntades bien alejadas a mis deseos. Le dije que mi amiga se había suicidado y que la peor parte es que la entendía.

Me metí a bañar.

Me tomé un fourloko y cuando le estaba pidiendo contactos de psicológos a mi prima, ella dijo algo que reventó mi globo de aparente fuerza y me rompí a llorar.
No a sollozos, con la almohada sobre la cara. No. Era llanto, llanto de ese que duele con cada respiro que tomas. Me tapé la cara con las manos y me recargué sobre mis piernas. Lloré y lloré y quise calmarme porque ahí estaba Fany y el celular en mi muslo izquierdo estaba vibrando mucho.

Seguí llorando y en un momento de claridad, escuché que Fany me preguntó que si necesitaba algo. Yo me reí y le dije que un balazo.

Quise articular más palabras y decirle que necesito ayuda, que necesito un profesional, necesito ser evaluada y valorada y necesito terapia y necesito hacer dibujos y necesito medicamento y necesito dejar de tomar tanto perro alcohol porque me estoy poniendo gorda y necesito ir al ginecólogo porque tanto desequilibrio menstrual no debe estar bien y necesito que alguien me pegue en la cara para ya sacarme de este circo de autocompasión. Necesito crecer ya y necesito aprender ya.

Me necesito a mí misma y en los últimos años no he sido muy amable conmigo.


No pude decirle eso obviamente pero lo intenté.

Le dije a Fany, por fin, la razón de mi terror y de que si estaba llorando porque mi amiga se había suicidado, también estaba llorando de miedo.

Le dije a Fany entrecortadamente y con las lágrimas corriendo por mi cara:

-¿Y si me pasa lo mismo que a ella? ¿Y si yo también voy al psicólogo por mucho tiempo y aún así me suicido porque no hay nadie que me pueda ayudar?-

Vi que Fany abrió mucho los ojos y dudó por un segundo. Luego me contestó con su verdad y yo me sentí un poco más ligera.
Mi prima me marcó esa noche y estuvo platicando conmigo un rato y fue muy paciente mientras yo estaba llorando y con todos los mocos escurriéndose por mis labios.
Yazmin me escribió también y me dijo que ella estaba ahí para mí, que me acompañaría en todo, que no estoy sola.


No estoy sola. No estoy sola.


No sé en qué momento me quedé dormida pero sabía que no podría dormir en absoluto si no abrazaba a alguien. Le pregunté a Fany que si le podía dar un abrazo y cuando ella aceptó y así sucedió, yo me puse a llorar en su hombro.





Pasé un rato más llorando y caí en la inconsciencia. Soñé, sin embargo, que Chris Evans me tomaba de la mano y me cuidaba bonito. Que me quería.
Cuando desperté vi que mis ojos parecían los de un panda pero sin las manchas negras, mis labios estaban resecos y mi garganta me incomodaba.

Sin embargo, el iris dentro de ellos estaba más brillante, más limpio. Estaba más tranquila. Me sentía mejor.





Necesitaba llorar. No saben cuánto. A veces eso necesitamos, llorar y llorar y que un amigo nos abrace y nos pregunte que si necesitamos algo. A veces necesitamos que alguien nos diga que tenemos que darnos a nosotros mismos una oportunidad.





Estoy así, por el momento:
La que pensé que era mi mejor amiga ya no es mi mejor amiga y cree que es mejor que mantengamos distancia.
Mi bb que ya no sé si es mi bb porque me siento muy conflictuada y confusa por todo este asunto del silencio y de ignorarme y de otras cosas de parejas y de cosas raras de nosotros porque no hay nadie más raro que nosotros.
Cada día detesto más este trabajo y sólo estoy contando los días para renunciar y ser libre, sentirme libre porque ahora no estoy libre, me siento como un hermoso quetzal atrapado en una jaula en un zoológico culero de la ciudad de México. (el zoo de la cdxm está horrible, no recomiendo)
Tengo miedo por mi futuro laboral, y mi incertidumbre económica no me permite hacer gastos elevados pero que de todas maneras las hago porque SI ESTOY MATÁNDOME AHORA PUES QUE LO VALGA, SIONOOO



Mi amiga se suicidó a los 22 años.

Dejó de hablarme como dos semanas antes, tres quizás. Como un perrito que huele su propia muerte, se aleja de sus dueños para no causarles dolor. Yo sé que ella no quería causarme dolor y que no quería que viviera angustiada. Yo lo sé, porque sé el mucho amor que me tenía.

Yo le tengo mucho amor.

Y a pesar de que me siento abandonada, ignorada y perdida, me siento confundida y me siento atemorizada, me siento yo pero al mismo tiempo no soy yo. Me siento consciente de todo lo que estoy perdiendo, aquí, en este momento, así como lo que perdí hace dos semanas, y así como lo que perdí hace mes y medio y lo que voy a perder en los siguientes siete meses.


A pesar de eso, quiero que te quedes conmigo, o no.


No puedo obligarte a nada, no puedo obligarte a vivir si tú no lo quieres.


Pero quédate conmigo, por favor. Tú que me lees y necesitas ayuda, por favor, déjame hacer todo lo que esté en mis manos para hacerlo...

Y si fracaso...

Déjame tomar tu mano cuando te vayas.




Pd:

Saben que me tomo cada año un hiatus de un mes y lo estaba tomando -como se habrán dado cuenta- pero las circunstancias me obligan -¿o me invitan?- a volver.

¿Por qué?

Porque escribir es lo que soy, ya lo saben y para hacerme y deshacerme necesito ponerlo en palabras. 

El alcohol, aunque dé otra impresión, no me basta. Las demás cosas que puedo hacer por el dolor y para escapar de él, no me ayudan en realidad.

Nada me ayuda como escribir y debido a que estoy viviendo esto, no puedo dejar a un lado mi necesidad sólo por cumplir un mero capricho que yo me impuse hace cuatro años. 


Gracias por los que se dieron cuenta de que dejé de escribir. Fue por el hiatus, pero con esta entrada regreso de entre los muertos intelectuales. Gracias por ser pacientes.



Si necesitan ayuda, o con quién hablar, saben que mi correo siempre está apto para recibir sus cartas y/o mensajes:

plsimmarian@hotmail.com

Pueden mandarme un dm también, si se sienten más cómodos, o un inbox por fb. 


No estoy sola, y tú tampoco lo estás.