viernes, 27 de julio de 2018

Los secretos de la CDMX: Un corazón fantasma

Pensé que no podría hacerlo. 

Luego de nuestra ruptura y luego que rompí con todo lo demás -o todo lo demás rompió conmigo alv-, pensé que no podría volver a poner un pie donde hubiéramos estado antes. No podría. No podía ni imaginarme la posibilidad de regresar a un lugar donde ya no me sentía bienvenida. 

Y no sólo me refiero a una ciudad. También estoy hablando de mi ciudad natal, y de la música. De los memes. De las películas. De los libros, de todo. 

No podía regresar, porque si regresaba estaba abriendo la puerta para autolesionarme otra vez. Ya no quería sufrir, no puedo lastimarme más de lo que ellos me lastimaron. No quería y no quise.

Estuve jugando por mucho tiempo con la idea de no regresar, al menos no pronto. Quizás dentro de cinco años. Quizás cuando estuviera en un mejor lugar, quizás incluso cuando ya estuviera con alguien más.

Pero parte de mi luto me llevó, además de a lugares muy oscuros dentro de mí misma, a un lugar de consuelo, ira y negociación. No en ese estricto orden. 

Si bien, esto ya se había acabado, yo estaba libre. No iba a dejarme encadenar por el miedo o el sufrimiento. Soy libre y puedo moverme y puedo hacer lo que se me dé mi chingada gana, justo como he venido haciendo desde que tengo consciencia.

Así que avisé a quiénes tenía que avisar, renté un airnb y compré los boletos de autobús. Alisté mi maleta y me fui a dormir, con la firme creencia de que iba a estar bien no importara lo que me pudiera pasar allá.




Preparé una playlist mamalona para ir escuchando durante el trayecto de ida, en donde las canciones de Miranda!, Lee Hi, Kendrick Lamar, BlackPink, Taylor Swift y Julieta Venegas estuvieron dándome ánimos, incluso cuando habíamos tomado el camión una hora después de lo planeado. Al llegar a la central, mi corazón tembló poquito de miedo. De repente una mareada de posibilidades, una más fantasiosa e imposible que la anterior, se abalanzó sobre mí, agobiándome.

Tomé aire y durante todo el trayecto de la central hasta donde estaba nuestro airnb estuve conteniendo la respiración. Temía que mi fortaleza se desvaneciera, temía que hubiera sido una muy mala idea y que sólo estaba intentando engañarme y que tenía intenciones ocultas. Si bien, hace aproximadamente dos semanas él me escribió y hace una semana yo le escribí, esa última vez terminamos peleando y bloqueándonos otra vez.

No había espacio para la esperanza en mí. ¿Esperanza de qué? ¿Por qué iba a malgastar mi tiempo en cosas que yo no puedo arreglar y que ahora, ya no tengo ni siquiera la intención de mover?

Pero ahí estaba yo, en botines de tacón, minifalda y mi suéter de gato, dispuesta a regresar sobre mis pasos para probarme a mí misma mi libertad. Que nada me iba a detener de lo que quiero hacer, que nadie me iba a espantar, que ningún hombre ni ninguna mujer ni ningún no binario ni nadie alv podía representar un estorbo para mí, porque alv soy la bruja más mala de todas y me la pelan bien recio.


Así que se me hizo fácil salir del depa y vagar por las calles. Fany estuvo guiándome durante nuestra travesía y visitamos lugares nuevos y regresamos a los antiguos. Pasamos por todo Insurgentes y llegamos a Bellas Artes y el Zócalo. En todo el momento estuve aferrándome a la correa de mi bolsa, porque mis miedos irracionales y nerviosismo son como mis ganas de autodestruirme: Aparecen cuando menos los necesito. 

No sucedió nada.

La verdad es que en algún punto pensé que me iba a poner a llorar. Que iba a sentir el vacío en mis manos, en mi corazón, en algún lugar de mi cuerpo, en algún lugar de mí.
Pensé que iban a llegar los recuerdos como puñetazos en mi estómago, pensé que quizás terminaría llorando y teniendo que explicarle a Fany entre balbuceos que estaba bien. Pensé que terminaría ebria, en algún fondo de cualquier bar remotamente sospechoso del centro, vomitando en un baño. Pensé que terminaría llamándole, pensé que terminaría lanzándome al boulevard más próximo.


No pasó nada de eso. Ni siquiera perdí la claridad en mi vista. No tenía nerviosismo, no tenía náuseas ni sed de embriagarme. No tenía ganas de llamarle, no tenía ganas de que supiera algo de mí ni de que yo supiera algo de él.

No sentía nada.


Sin embargo, la angustia que empezó a brotar de mí mermó en mi expresión facial y ánimo. De repente estaba muy cansada y un poco preocupada. ¿Es malo no sentir nada? ¿Es muy bueno? ¿Significa que voy por buen camino? ¿O en su lugar, debería preferir el dolor, porque es lo único que ya conozco como la palma de mi mano?

El aire y el frío que viajaban con una violencia deliciosa en una terraza de la torre Latinoamericana me recordaron la fragilidad de las cosas, el ritmo de la humanidad y el tiempo para la sanación. Nada es lineal.


El siguiente día tuvo una mejor perspectiva. Ingrid pasó por mí al depa que rentamos muy temprano, porque iríamos a la Feria de Chapultepec. 
La verdad es que le tengo mucho aprecio y un cariño indescriptible porque incluso cuando nos va mal, muy mal, ella siempre ha mostrado interés en mi bienestar y ha sabido amarme muy a su manera, incluso cuando yo no soy muy fácil de amar o de entender o de complacer, ya saben.
Entonces, a pesar de lo que pasó la última vez, estuvo muy dispuesta a verme y estar bien.

Viajamos en metro para encontrarnos a nuestro amigo en común, el siempre fabuloso Diego Farrell y luego de que nos encontramos, pudimos viajar EN COMBI -nunca me había subido a una, alv- a la feria de Chapultepec. 
Estuvo muy padre, y no había tanta gente. Nos subimos a un juego que no recuerdo cómo se llama pero es una especie de estructura alta con vagones en forma de sillas que nos elevan. Hubo un momento en que sí me espanté por la altura y la velocidad y le dije a Diego, quién se sentó conmigo, "Las rupturas no se ven tan mal desde esta altura". Y pues sí, la neta alv pensé que me iba a salir volando.
También nos subimos a los carros chocones, al carrusel y a la casa embrujada -ALV, SÍ ME ESPANTARON-.

Ingrid había mencionado que para disfrutar bien la feria de Chapultepec tenía que quedarme todo el día y aunque al principio me pareció algo exagerado, una vez que vi los juegos y el paso para llegar a ellos, entendí lo que quería decir. Pero yo no tenía todo el día, así que con el pesar de mi corazón tuvimos que irnos temprano.

Vi a Monsebb, unos minutos más adelante, en el metro. Yo llegué toda cansada y distraída -más- llamándole por teléfono y luego Diego me tocó el hombro para indicarme que ahí estaba ella de pie, recargada leyendo un libro.
Ayñ <3 

No sé cómo explicarlo. A pesar de los desacuerdos que hemos tenido y que probablemente tendremos, y a pesar de las circunstancias, sentí mi corazón darse un vuelco de la alegría. Y casi lloro de felicidad cuando la abracé. 
Una de mis intenciones secretas de ir a la CDMX era hablar con ella de un tema que me tenía muy angustiada y que sentí que debía ser tratado de manera presencial, porque de verdad Monse es muy importante para mí.

Me acompañó, junto Ingrid y Diego, a mi airnb, puesto que ahí había dejado un detalle que le traje de Dolores Hidalgo. Subimos, se sentó en el sillón y platicamos un rato muy breve. Le expuse mis razones de por qué ya no era como antes y de que si bien, ya estoy mejor que antes, aún así sentía que por respeto a mí misma no debía exponerme a situaciones incómodas e innecesarias.
Me escuchó, se expresó y luego, al mirarla a los ojos y al notar su sinceridad, la veracidad de que realmente espera que yo esté mejor, que sabe que merezco estar mejor y que entiende mis necesidades y que está dispuesta a ayudarme como pueda, me devastó poquito.

Me dieron ganas de llorar ahí, en frente de ella y casi estuve a punto de hacerlo hasta que recordé algo. 
Soy libre y puedo hacer lo que se me dé mi chingada gana.

Y mi chingada gana me dice que no debo dejar de lado mi amistad con ella, en absoluto y menos por alguien que ni siquiera ha estado en medio. 
Los vatos y las relaciones románticas al final terminan valiendo madre, siono? pero las amistades son para siempre.
Así lo veo yo.

Así que, el hecho de haber viajado cinco horas con la intención de terminar también con ella se desvaneció alv ante el sólo hecho de ver la luz en sus ojos y oír la sinceridad en su voz, sentir el calor de su cuerpo y ahogarme en su risa, admirar su belleza desde lo lejos como una lesbiana depredadora -que no soy una lesbiana depredadora pero ojalá sí pero nel-, e hicieron que me diera cuenta de que no podía. No quería. No puedo, no quiero y si esto se acaba que sea porque ella me mande alv, no porque yo quiera, deba o tenga que arruinarlo.

No puedo. Me niego a dejarla ir, soRRY.


Más tarde ese mismo día, también visitamos la biblioteca Vasconselos, porque alguien como yo ama los libros aquí en León, en la CDMX, en China y en Canadá alv. Pueden quitarme la literatura pero la literatura nunca se irá de mí.
Es muy grande y tiene muchos libros y me puse muy nerviosa por la estructura tan frágil -NO SÉ DE ARQUITECTURA PERO ALV SÍ ME PREOCUPA QUE LES PASE ALGO A LOS LIBRITOS OIGAN-, y tomé unas fotos muy horribles porque la luz no ayuda y además soy muy mala fotógrafa. Fuimos a la plaza de junto a comer pizza porque también viajé cinco horas, para además de ver los mismos libros que puedo ver en mi Leoncito, también comer la misma pizza que puedo comer en mi Leoncito bello y violento.

Dianita nos alcanzó ahí y estuvimos paseando un ratito en las tiendas de esa plaza. Luego salimos directo al metrobús -ORUGAS ROJAS- para partir cada quién a su casa. Nos quedamos igual como afuera una hora escuchando a Dianita contarnos sus penas amorosas -que yo ya sabía pero me súper maman porque parece trama de Kdrama alv-, y luego nos despedimos. Abracé muy fuerte a Ingrid y más adelante, también abracé muy fuerte a Diego.

Dianita vino a mi airnb para su iniciación con los fourlokitos, ya que se había estado guardando para mí. Tomamos un metrobús/oruga roja que no era y tuvimos que regresar alv jajajaja.
Una vez, los abrimos, y platicamos de muchas cosas. De nuestros corazones rotos </3 (guuuurl, tanto a Diego, como a Dianita y a mí nos rompieron el corazón bien culero, POR QUÉ SON ASÍ PERROS CULEROS), de fantasmas, y nos pusimos borrachitas. Posteriormente llegaron Aarón y Fany con vodkita y papitas, pero yo decidí que no quería ponerme mal porque al día siguiente temprano tendría que regresar a León para una comida por el cumple de mi apá, así que no podía darme el lujo de irme con resaca cinco horas.

Aún así, siento que el fourlokito, mi tristeza ya palpable y el humo de la marihuana de Aarón hicieron un caos dentro de mí. A eso de las dos de la madrugada yo ya estaba out, así que me puse mi pijama y Dianita y yo nos fuimos a dormir. 

En la noche y acostadas, ya un poco ebrias, ella se dió vuelta hacia mí y me abrazó. Dijo que le daba mucho gusto tenerme ahí -o algo así, la neta ya no recuerdo bien porque ya andaba medio perdida ggg- y yo le dije que también me sentía muy feliz.

En la oscuridad, mareada y con mi camisón de búhos de abuelita, me sentí muy feliz. A pesar de todo, me sentía muy feliz de tener la atención de estas personas, de tener su amistad, su apoyo. De que a pesar de todo siguen conmigo, que creen que soy especial y que tengo algo interesante que decir. Me sentí otra vez en casa. 

Yo no había perdido mi hogar, porque incluso cuando pasé semanas llorando pensando que luego de mi ruptura con él no habría manera de que pudiera volver a sentirme menos sola y menos angustiada, de que ya no tenía adónde llegar, que no tendría una mano que me acariciara por debajo de la mesa recordándome que estoy viva y que estoy viva, cuando estuve ahí, en la cama, escuchando a Dianita respirar en la noche, escuchando a Fany y a Aarón reírse, recordar lo que que me dijo Monse, las risas que compartí con Ingrid y Diego, me di cuenta de que sigo viva. 
Que estoy viva y me siento feliz y me siento acompañada. No estoy sola, porque ellos están ahí para mí, para que yo los quiera y que ellos me quieran y eso me quita la angustia.


Me paré como tres veces en toda la madrugada para vomitar porque lo bueno de estar viva es que también se me cruzan las sustancias y me da cruda alv. 


Luego a eso de las 9 de la mañana QUE TIEMBLA ALV, NO MAAAAA, FUE UNA DE LAS EXPERIENCIAS MÁS EXTRAÑAS DE MI VIDA porque en el depa todo temblaba de manera violenta y perceptible pero cuando bajamos, todos asustados como gatos mojados, nos dimos cuenta que los demás afuera hacían como si nada. No hubo alerta sísmica, ni tampoco artículos ni noticias en el internet. Fue como si nadie más lo sintiera más que nosotros y una señora del segundo piso. Rarísimo en verdad.




Hay tanto que no alcancé a hacer y es que fui un tiempo súper breve. Quería ir más tiempo pero después pensé que jugarle al vergas sería muy peligroso. Luego de esto y que no me morí de tristeza ni intenté matarme o algo alv, puedo regresar y pasar más tiempo. Una semana sería lo ideal. Pronto.



Regresé a una ciudad y como los síntomas de mi gastritis nerviosa, el miedo de encontrarme a Diego Ernesto y a Karli -PORQUE VAYAN A SABER USTEDES POR QUÉ TENDRÍA QUE ENCONTRÁRMELOS EN UNA CIUDAD TAN CAÓTICA Y APERRADA COMO LA CDMX- estuvo presente.

Y como mi gastritis, me aguanté como las valientes.

No hay enfermedad ni nadie ni nada que me detenga de hacer mis chingaderas. He dicho.



Regresé porque había dejado mi corazón ahí la última vez que fui y tenía la intención de arrebatárselo a quién tuviera que arrebatárselo, a regañadientes o a voluntad completa, a patadas y con un cortés "gracias".
Me di cuenta de que el corazón que quería recuperar es un fantasma ya, porque no sólo era mío, sino de él también. 

Como fantasma, se queda atrapado en un tiempo, en un espacio físico, pero sin poder sobre mí porque soy una bruja mala que no le teme a nada. 




sábado, 21 de julio de 2018

Clavos en mi corazón

Me ha tomado una cantidad de tiempo RIDÍCULA desenredar esta historia, ya que como buen queso oaxaca, cada parte estaba atada a otra aunque de manera específica, eran historias, personas y sentimientos diferentes. Me ha tomado mucho tiempo el siquiera considerar que quizás las cosas no eran como yo las estaba diciendo.

En este punto, puedo asegurar que aunque yo contaba una versión, las personas que me escuchaban con atención se daban cuenta de las mentirotas que decía. Luego de pensarlo mucho mucho, me di cuenta de que a quiénes quería engañar no eran los demás, ni siquiera hacía algo por evadir el tema con los involucrados, sino que quería engañarme a mí misma.

¿Por qué?

Porque, para variar, me sentía humillada y avergonzada por esto que me estaba pasando. También, mis mitos morales y prejuicios éticos me cegaron al punto en que estaba convencida de que si lo admitía, eso me haría una persona horrible. Horrible con los demás, con los involucrados y conmigo misma. Era más fácil mentir, evadir las cosas pero aún así, sufría y lloraba por las noches, me embriagaba y alteraba la realidad de la manera en que sólo yo sé alterar.

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Me enamoré de un hombre durante estos últimos cuatro años. Teníamos nuestros altibajos, creo que demasiados para considerarnos algo "estable" o "saludable". Poco nos importó. Terminábamos -o más bien, yo lo mandaba alv- y regresábamos. Así fue durante tres años, poco menos, hasta que hubo una "definitiva", un lapso de seis meses en las que nos dejamos. Cero contacto, cero cero, ceero.

Tuvimos un desacuerdo que me dolió tanto y con lágrimas en los ojos y la voz rota lo mandé al carajo. Corté toda comunicación con él y me fui al primer bar al que me llevó mi hermana esa noche.

Fueron seis meses de no saber nada de nadie. Al menos por mi parte, me sentía tan enojada y tan herida que me mantuve en silencio y no lo volví a buscar. La ira y el dolor me estaban impulsando a labrar mi camino lejos de él.

Mi mejor amiga de por entonces atestiguó todo mi crecimiento. Escuchó mis miles de quejas y estuvo ahí para decirme que estaba todo bien, que saldría de esta y que ya habría alguien que me amara bien, sin lastimarme.

Me dolía mi corazón pero seguía respirando. Al cabo de un tiempo volví a sonreír y a reír y a sentir que mi alma perdía peso del dolor que se iba desvaneciendo. En compañía de mi mejor amiga, nada parecía imposible de superar.



Las emociones dentro de mi barriga comenzaron a evolucionar, se volvieron más intensas y más abstractas. Sentía un cosquilleo peculiar en las puntas de mis dedos cuando la veía acercarse y mi corazón, intranquilo y todavía herido, cantaba dentro de mí cuando veía que me había mandado un mensaje.

Nunca dejó que me muriera de tristeza, siempre estuvo presente incluso cuando no estaba conmigo físicamente. Me dejó ser yo, mi peor versión y luego me ayudó a encontrar la luz.

¿Y qué hago yo cuando un ser humano me muestra características de decencia básica humana, compasión y paciencia?
Pos me enamoré.

Me enamoré de mi mejor amiga y una noche de diciembre, mientras yo estaba bien ebria de vodka, se lo hice saber.
Con el pasar de las semanas lo pudimos arreglar y acordar cómo eso afectaría nuestra amistad. Cada quién tomó su posición...

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Entonces este hombre regresó. Me escribió una carta por navidad para desearme felices fechas, para decirme que me extrañaba y ya no me acuerdo qué otras cosas. Me sentía un poco angustiada por todo este asunto por mi mejor amiga pero al leer la carta de este hombre, algo dentro de mí suspiró de alivio.

Respondí a su carta, porque yo también lo extrañaba. Y pasados unas semanas retomamos nuestra dinámica.

No le dije nada a él de lo que había pasado durante nuestra separación. No me atreví a confesárselo a alguien.

Y mientras las cosas con él mejoraban, mi relación con ella empeoraba a pasos agigantados. Me enfrenté a la celópata e irracional de su novia. Me enfrenté a mí misma y perseguí lo que pensé que podía seguir igual: mi amistad con ella.

Y mientras mi corazón latía hinchado dentro de mi pecho por el amor que él y yo estábamos aprendiendo a cultivar de una manera más sana, mi corazón también se rompía poquito con cada pelea que tenía con ella, con cada vez que me ignoraba y con cada vez que las cosas parecían llegar a su pique.



En septiembre por fin se terminó con mi mejor amiga cuando me fui a vivir con ella y ella decidió que lo que teníamos no era suficiente como para pelear por ello.

Me sentía devastada, como si me hubieran arrancado el corazón de un zarpazo. Y pasé las siguientes semanas y meses llorando y emborrachándome diario. Soñaba con ella, soñaba que me contentaba con ella y que podíamos estar bien.

Escribía un montón de ella en mis redes sociales y varios de mis amigos llegaron a levantarme una ceja. "Creo que estás sufriendo de más por una amiga más..." "Creo que te duele pero por otra razón..."

"No, no", yo respondía en automático "Nunca nadie va a saber lo que vivimos porque no han existido dos mejores amigas como ella y yo" me justificaba.
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Nunca dije que ella era el amor de mi vida ni nada parecido. En parte porque no creo en esas cosas. En parte porque me horrorizaba que alguien pudiera notar mis sentimientos de otra manera que no fuera como yo los quería interpretar y dar a conocer.


"Haces que parezca que es el amor de tu vida" una vez una amiga me dijo eso. Me quedé callada por mucho tiempo dentro de mi cabeza, al analizar eso.


No creía que ella fuera el amor de mi vida. Pero sí llegué a considerar e incluso a decir que quizás era mi alma gemela. NO DE FORMA ROMÁNTICA, QUIERO ACLARAR. Pero sí que éramos algo de la otra así de mágico.

Una noche este hombre me dijo eso mismo que yo pensaba de ella. Que quizás él y yo éramos almas gemelas y en ese segundo, en ese momento, en esa noche, sentí cómo mi corazón se hacía chiquito del miedo.


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Tenía miedo. Mucho miedo. Todo esto se estaba haciendo demasiado real y yo no quería afrontarlo.


Continué mintiendo y continué negando todo, sin embargo, el dolor de mi corazón no se iba,  las pesadillas donde escuchaba su voz no se iban y los deseos de que me besara en las escaleras de nuestra casa compartida tampoco se desvanecían.



¿En qué me había convertido?

Yo no era esto. Yo nunca había sido esto. ¿Qué chingados era esto?




Me sentía muy desanimada por todo este asunto y el concepto que tenía de mí misma cayó en picada. Me sentía sucia, me sentía infiel. Me sentía horrible, como si yo hubiera buscado todo esto. Me sentía mentirosa y me sentía muy humillada.

No quería decirlo en voz alta porque temía lastimar a alguien. Al final la única que terminó lastimada fui yo misma.

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Luego pasó que en marzo vi a este hombre en la cdmx y todo estuvo muy bien y bonito. La sensación que tenía en mi cuerpo cuando él me tocaba era algo diferente a lo que sentía cuando ella me tocaba.
Sentí que estaba sacando la cabeza a la superficie luego de haberla tenido por tanto tiempo debajo del agua.

Pero en la primera noche, cuando estaba a punto de dormir, Fany me hizo un comentario:

-Diego se parece mucho a Karli- aseguró ella, pensativa.

Yo sentí que se me iba la sangre hasta la punta de los pies y estuve a nada de vomitar. Fany agregó rápidamente.

 -Pero Diego sí me cae bien... es agradable-


Yo sonreí bien súper incómoda y sintiendo cómo mi corazón se hacía añicos le pedí con voz contenida y los ojos llorosos que no me volviera a decir eso. No lo hizo, nos fuimos a dormir y nadie volvió a sacar el tema.


Yo no lo olvidé.
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Pero las cosas eran diferentes, ¿saben? Y sentía cosas muy diferentes con ellos.

Pero cómo sufría. Love Me Harder de Ariana Grande y The Weeknd dejó de tener la cara de él y se volvió la de ella y luego regresó a la de él y luego volvía a la de ella y yo quería ahorcarme con mis audífonos.

Quería ya no sentir nada por ella, porque era muy feliz con él, pero si lo pensaba un poco, eso mismo pensé en esos seis meses de nuestra separación: que ya no quería sentir nada por él porque con ella yo era muy feliz.



Las cosas ya terminaron con ambos.

Meses después de que ella rompiera conmigo, él también así lo hizo. Y yo estaba muy mal.


Dejé de comer, dejé de dormir, tomaba mucho fourloko, y estaba todo el día conteniendo el llanto.
No podía hablarle a nadie que tuviera que ver con ellos. Borré sus contactos, los bloqueé de mis redes sociales. Borré las canciones que me recordaban a ellos.

Me encerré a mí misma en un lugar muy oscuro, como ya sabrán.

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Poco a poco llegó la luz y si algo bueno puedo rememorar del suicidio de mi amiga Paula, es que no puedo pasármela así.
No puedo castigarme por algo que yo no pude controlar y debía perdonarme, porque no hice nada malo.


No le fui infiel a nadie.
No sobrepasé límites que nadie quería que sobrepasara.
Respeté cada vínculo y cada relación que tuve, tanto con él como con ella. Fui tan honesta sobre mis sentimientos por ellos como se me permitió.

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Ahora todo se acabó, y aunque me siento triste, puedo dormir. Puedo disfrutar de la música otra vez. Puedo disfrutar de las bobas comedias románticas. Puedo volver a escribir y a leer y aunque no estoy del todo recuperada, porque aún siento que se me cae poquito el corazón cuando veo algo relacionado a ellos, o porque ciertas canciones llegan o alguien los saca al tema, amigos y compañeros en común y aunque todavía me pongo a llorar a moco tendido cada vez que estoy ebria, algo tengo bien claro:


No hice nada malo, más que enamorarme, quizás, a destiempo.

Me perdono a mí misma por todo el horror y estrés y angustia que me causé.


Los caminos del amor y el corazón son en verdad misteriosos.


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Btw:

(Voy a enlistar los programas de las imágenes que puse en caso de que se quieran dar una idea de que los triángulos bisexuales NO son divertidos. Bueno, sí, cuando le pasan a alguien más.

1.- Faking It
2.-Bienvenida Realidad
3.- The O.C
4.- How To Get Away With Murder )

domingo, 15 de julio de 2018

El príncipe azul

Quizás por mi orientación sexual, siempre tuve problemas a la hora de identificarme con las historias de amor convencional que veía en la televisión, que escuchaba en las canciones o que -muy de vez en cuando- leía en las novelas que en el momento tenía.

Cuando mis amigos me preguntaban cuál era mi tipo de "hombre ideal" siempre tuve conflicto porque para empezar, no me imaginaba el género de esa persona. Podía en listar características emocionales, psicológicas y una que otra física, pero me resultaba hasta perturbador pensar en esas cosas. Decía "me gustaría enamorarme de un(x) escritor(x), que tenga los mismos gustos musicales que yo... que le preocupe el mundo"... Y luego de un tiempo decidí que me bastaría con que me quisiera de manera honesta.

Llegué a idealizar bastante las personas con las que me involucraba, sólo que de cierta manera, no tenía pensado esperar por un príncipe.


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Quizás porque me estresa pensar que alguien tiene que hacer cosas por mí cuando yo solita puedo hacerlas, la pura idea de que exista alguien con el deber/gusto de llenar lo que me hace falta me da cosita.



Soy una dama, y en ese momento estaba en aprietos. Pasaba por una época difícil -siempre es una época difícil en mi vida, k trizte-; lo único que quería era desahogarme y dejar que el tiempo pasara lo suficiente como para volver a enfocarme en lo más importante para mí: Mis novelas.

Se presentó conmigo con amabilidad y yo, más aturdida por el dolor que nada, respondí. Empezó como algo amigable, no percibí que hubiera malas intenciones. Se portó muy gentil, y escuchó mis problemas. Me contó también los suyos.

Al igual que a mí, a él también le habían roto el corazón y sólo buscaba compañía. Yo no. Yo buscaba ya mi pasaje directo a la paz mental y sanación emocional pero por mera curiosidad -soy curiosa como no tienen idea- me quedé.

En un inicio platicábamos muy poco, apenas un par de horas un día específico y luego a la siguiente semana me volvía a escribir. No me molestaba, porque otra vez, yo no estaba buscando nada, pero un día me dio por querer saber y le pregunté.

Él me respondió que estaba ocupadísimo con su final de semestre -está estudiando el doctorado- y no quería contestarme al "aventón", así que prefería tomarse un día libre por completo para prestarme la atención que yo "merezco".
Me pareció un poco comprometedora y seria su respuesta, pero la acepté y continué con mis asuntos.


Las semanas pasaron y para cuando él terminó su semestre, yo empezaba a ocuparme muchísimo por cuestiones de mi trabajo.
Él me escribía desde temprano hasta en la noche que me iba a dormir. Platicábamos de muchas cosas, de libros, de ánime, de películas y de nuestros pasatiempos. Sabía él que tengo problemas con el alcohol, y se preocupaba cuando me encontraba tomando.
Sabía él que me dolía mi corazón y por lo mismo procuraba mucho hacerme reír, tenerme cómoda.

Creo que su insistencia fue lo que terminó por hacer lo contrario.

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Nunca mentí y nunca dije nada que no sintiera. Le expliqué mi situación y le dejé muy en claro que de lo único que tenía ganas era de acostarme en el suelo y fundirme ahí, en las profundidades de la tierra y morir. Morirme un rato y ya cuando fuera prudente, podría regresar de entre los muertos. 

Él lo aceptó y dijo que se encontraba igual.


Dos días después me dijo que me quería mucho, que me adoraba. 
Me sacó de onda y me incomodó pero le contesté con el emoji de la paloma y le dije que gracias. No paró ahí. Insistió en lo mucho que significaba para él y yo dejé de contestarle un rato.

Estaba abrumada, y me sentía herida, asustada, no estaba preparada. 

Le volví a dar las gracias. 
Al día siguiente me aclaró con énfasis que éramos amigos.


ooookay???



Me lleva diez años -o sea, tiene 33-; y está estudiando el doctorado en letras hispanas o algo así -o sea, literatura- Le gusta el anime y disfrutaba la música que yo le recomendaba. Era amable, era gentil, era tierno. Me atiborraba de gifs reaction de anime. Nunca le dió asco mi orientación ni hacía burla peyorativa entorno a ello -no saben la cantidad tan obscena de comentarios sobre tríos que me he tenido que fumar de tipejos-; era guapo y parecía interesado en mi bienestar.


Era el príncipe azul, como en aquellos malos programas románticos hetero. 

Yo, la damisela en peligro, la chica a la que le habían roto el corazón y que no hacía nada más que llorar y autodestruirse. Encerrada en la torre de la depresión, rodeada de lava de la desesperación y custodiada por el dragón de la autodestrucción... Sólo pasaba mis días y noches cantando canciones tristes y ahogándome en fourloko, como la buena princesa de Disney que soy...

De pronto aparece el caballero de brillante armadura para rescatarme. Luego de pasar por todos los peligros en el camino, llega con paso elegante y seguro y derriba mi puerta con una patada. Se descubre el rostro y guapo como sólo un hombre hetero mexicano sabe ser, me ofrece su mano y me invita a salir de ahí.


¿PERO SE LES HA OCURRIDO QUE QUIZÁS YO PUSE TODO ESO, YO CONSTRUÍ ESA TORRE, YO PUSE ESA LAVA, YO CRIÉ AL DRAGÓN Y AHÍ ESTOY BIEN AGUSTINA REGODEÁNDOME EN MI MISERIA?


No.

Porque ustedes creen que porque una está triste y con el corazón roto NECESITA un hombre, porque sólo un hombre cis hetero va a sacarme de aquí.


¿Por qué son así?

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Me hizo regalos que nunca abrí, porque no estaba interesada y a pesar de que jamás dije algo que no sintiera, él aún así me los dió. Se esforzó en hacerlos y me los regaló. Yo, agobiada por mi propio dolor y con las narices en mi miseria, me costó trabajo entender qué era lo que estaba pasando.

Le di largas, mentí y jamás los abrí. No porque fuera una perra malagradecida ni porque quisiera aumentar mi vanidad. Lo hice porque NO TENGO EL MÁS MÍNIMO INTERÉS y eso siempre lo dejé en claro y siempre fui honesta. 



Pero la verdad sea dicha y ésta se la debo al patriarcado culero bajo el cual mis hermanas y yo vivimos oprimidas, pero me incomoda mucho rechazar y negarme a las personas. No sabía cómo evadir todo esto con elegancia, ya que mis indirectas no alcanzaban a su entendimiento. 

Mentí. No contestaba por días y me hacía la ocupada. Me desvanecí entre silencios fríos y memes. Estaba incómoda y harta.

Luego me empezó a reclamar que por qué lo dejaba en visto, que chalalá. Que si esto, que si lo otro. Que si estaba molesta y no le decía nada, que si estaba rara. Que si estaba cortante, que si ya no le contestaba con tanta velocidad. 

Que si esto, que si lo otro.

Que si yo era cambiante, que si no era consistente ni congruente. Que si pedía algo al minuto siguiente lo rechazaba.

Diablos. Me enojé tanto que le dije que en ningún momento le pedí algo, que yo no quería nada de él ni de nadie. Que quería estar sola para llevar a cabo mi luto.


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Yo no busqué nada de esto, amigos, en verdad. Nunca busco que me sucedan cosas así y como le decía a una amiga, no sé por qué me pasa. Ella me contestó que porque me veo "muy dulce" o algo así.

No creo en el clavo que saca a otro clavo porque las veces que lo he intentado -que han sido por lo menos un par- me ha terminado explotando en la cara. Ya no quiero más caos, ya no quiero clavarme a alguien más aquí. Quiero estar limpia, quiero estar en paz, quiero estar bien conmigo misma, no quiero necesitar a alguien más para llegar a ese estado.

Lo más triste de todo es que no es la primera vez que me ha pasado. Llegué a conocer a Alex, al chico de las películas del estudio Ghibli, a Aldo, el escritor,  a Julio, el estudiante, a Juan de Dios, el diseñador...

Y todos y cada uno de ellos ha intentado rescatarme, como si yo les estuviera pidiendo algún tipo de pinche ayuda.

Dude, méteme de cabeza a un psiquiátrico, no necesito que me seduzcas de manera romántica, gracias.


Y quisiera decir que sólo me sucede por internet pero luego recuerdo a Miguel, el chico de la oruga y luego pienso en este chico al que conocí afuera de un restaurant y con el que terminé en el techo de su casa contándole de lo mucho que me gusta Diego Ernesto.


Me desespero bien cabrón y otra vez es culparme a mí misma. ¿Estoy dando una mala imagen? ¿Estoy enviando un mensaje secreto que sólo los hombres hetero cis pueden interpretar?

Una vez Ingrid me dijo que atraigo mucho a las personas -hombres, lol- porque despierto en ellos los instintos de rescate y validación de su masculinidad y yo de ???? ¿es porque me gusta usar falda?


Tal vez nada de lo que dije tiene sentido. Sólo quería quejarme. Estaba muy molesta cuando eso pasó y luego de pelearme tanto con Julio como con Juan de Dios, terminé bloqueándolos de todos lados donde los tenía y después me di de cabezazos contra la pared. ¿Por qué chingados tengo esta creencia de que si alguien se me acerca es porque tiene buenas intenciones conmigo? Pensé en verdad que querían ser mis amigos o que les sería suficiente si les ofrecía mi amistad y no...

Se disfrazaron de falso héroe, príncipe embustero y líder hipócrita. Nunca me escucharon, no importa cuántas veces los rechacé de las maneras amables que puedo tener para rechazar a alguien. Nunca les importó lo que yo tenía que decir. 

Ellos estaban bien felices en su fantasía de ligarse a una morra triste y solitaria de 23 años con un gusto preocupante por leer y alcoholizarse.

Me siento enfadada y me siento decepcionada y me siento un poco perturbada porque si ya sé cómo son de culeros -y aburridos- los onvres que pretenden seducirme, ¿por qué sigo insistiendo en que quizás esta vez será diferente? NO :) APRENDO :)

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En fin.

Estoy cansada y me ha dolido un poco la cabeza por tanto voltear los ojos. Quería quejarme en mi pequeño espacio público y si alguien le ha pasado igual, que pueda compartir penas conmigo.


Soy esa princesa en apuros que construyó su propia torre y me siento bien agustina de iturbide aquí. Bajaré cuando tenga que bajar. 

Ahorita, por lo tanto, no me interesa tener novios ni ser seducida por vatos con complejo de príncipe azul. Por si no se han dado cuenta, NO SON EL TONO DE AZUL DE MI PREFERENCIA ;)

sábado, 7 de julio de 2018

De sororidad y amistad entre mujeres

Esto del feminismo es relativamente nuevo para mí y estoy súper consciente de que me falta MUCHO por aprender. Me da un poco de miedo ponerme el nombre de feminista porque siento que es una responsabilidad muy grande y sé que carezco de muchas bases teóricas y paciencia -más paciencia que nada-, sin embargo, lo soy. Dentro del universo de constelaciones que soy, ser feminista es una de ellas.

Pero todo inició desde algo que me ha intrigado con el paso de los años. La sororidad. Desde niña fui muy sorora y en mi corazón siempre sentí este gran amor por las mujeres...

Pero la historia no sólo es así, de color rosita y llena de arcoiris y antes de iniciar con esto, quisiera aclarar que mi orientación sexual no tiene nada que ver aquí.

Amo a las mujeres, no en un sentido estrictamente sexual y/o romántico -saben que el género es lo de menos-, pero sí las amo de una manera platónica y sorora.


Pero primero, ¿QUÉ DIABLOS ES SER SORORA?

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"La investigadora feminista mexicana Marcela Lagarde considera la sororidad un pacto político entre mujeres.4​ Se refirió a este término en una publicación de 1989, definiéndolo como:7
[..] amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario." "
Esto fue sacado de un artículo de Wikipedia al que pueden acceder en este link https://es.wikipedia.org/wiki/Sororidad


A términos simples, la sororidad es una relación de respeto y aprecio entre mujeres. Tan fácil como es eso.
¿Pero qué tan difícil puede ser, se preguntarán ustedes?


Bien difícil.

En un mundo que nos ha enseñado que ser mujer es horrible, que ha creado las bases para la enemistad de las mujeres, en un mundo que odia a las mujeres, amarnos entre nosotras es lo revolucionario, es lo que es nuestra lucha, nuestra rebelión.

Por mi parte, la primer amistad significativa que tuve fue con un hombre, sin embargo, la primera vez que alguien rompió mi corazón de a de veras fue una mujer. Fue una niña a la que consideré como mi primer mejor amiga.
A partir de ello, y de pasar alrededor de diez minutos llorando frente a una computadora -porque, para variar, la morra me había mandado alv por messenger-, me di cuenta de que lo que mi corazón sentía era mucho pesar y dolor.

No me traumó -no mucho- y esa ruptura y todo lo que conllevó no envenenó mi percepción de mis relaciones con las mujeres. Luego de aquella situación, conocí más niñas, jóvenes y mujeres posteriormente de las que me hice muy amiga.

Pero la amistad es un camino sinuoso y las cosas muchas veces no parecen lo que son.

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Pasé mucho tiempo pensando y teniendo la estúpida creencia de que mi amistad con ellas debía ser perfecta. Nunca nos enojaríamos, nunca nos decepcionaríamos, siempre ellas harían lo que yo quería que hicieran y dirían lo que yo deseaba que dijeran.

Bien raro todo el asunto: Mis actuales amigas resultaron ser bastante compatibles conmigo y en ciertos aspectos, complacientes conmigo, así que realmente no tuve muchos problemas con ellas.

Eso no me enseñó la sororidad ni el potencial de la amistad femenina.

La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles. Cuando ellas me herían, cuando me decepcionaban. Cuando discutíamos, cuando no llegaban a nuestras citas, cuando me dejaban en visto en plena discusión por whatsapp. Cuando me pedían que dejara ciertos comportamientos míos y yo me ofendía. Cuando les fallaba, cuando las preocupaba, cuando les quitaba el sueño, cuando no estábamos de acuerdo con las cosas.

La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles. Cuando me emborrachaba a tal punto que no podía caminar y ellas me cuidaron, incluso estando ebrias. Me defendieron de hombres que querían hacerme daño, y cuidaron de mis objetos personales. 
Cuando estaba muy mal y ellas siempre respondían a mis llamadas, a mis mensajes. 
Cuando lloraba y ellas me abrazaban, me ofrecían papel para limpiar mis lágrimas. 
Cuando estaba enamorada y me portaba insoportable. Cuando no traía toallas sanitarias, cuando necesitaba agua y no traía botella, cuando tenía ataques de ansiedad y les cancelaba los planes dos horas antes.

La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles.
Cuando mi amiga dio a luz a los quince años.
Cuando la mamá de mi amiga falleció.
Cuando mi amiga se peleó con su prometido y terminaron -al menos por un tiempo-
Cuando mi amiga fue castigada por tres meses de no salir y teníamos que organizar nuestras citas lo más temprano posible
Cuando mis amigas me llamaban en la noche llorando
Cuando mis amigas eran violentadas por sus parejas
Cuando mis amigas eran asaltadas

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La fortaleza de mi amor por ellas se muestra en cómo me hacen sentir.

Con ellas soy hermosa, soy poderosa, soy brillante. Con ellas puedo ser yo, sin censura, sin prejuicios. Con ellas soy amada, soy apreciada, soy protegida y soy escuchada.





También, hubo un momento en que pensé que ser sorora significaba que tenía que amar a todas las mujeres y pasarles sus pendejadas.
No es así.

Si no estoy de acuerdo contigo porque creo que lo dices es estúpido, te lo voa hacer saber.
Y si me estás atacando, me voa defender.


Pero no se trata de eso.

Se trata de que aunque no esté de acuerdo con lo que dices y/o haces, yo tengo que respetarte. 


Tal vez no esté de acuerdo con que la clase de vida que llevas, tal vez no esté de acuerdo que la nueva novia de mi ex novia te esté llevando a donde solíamos ir, tal vez no esté de acuerdo con que mi vecina tenga diferente pareja sexual cada fin de semana, tal vez no esté de acuerdo con que mi amiga se salga de las carreras en las que se mete, tal vez no esté de acuerdo cómo mi amiga implementa la disciplina con su hija, tal vez no esté de acuerdo en cómo llevas tu vida, pero eso no me da ningún derecho de atacarte, de hacerte pedazos.

En su lugar, lo único productivo que puedo hacer -a mi ver- es amarte desde la lejanía. Respetar tu existencia, dejar que hagas tu camino y que si hay algún pinche culero que te quiera levantar la falda mientras tú caminas, yo le voa gritar de cosas y le voy a partir su madre.

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No les pido que sean Wonderwoman. No les pido que se pongan en riesgo ustedes mismas para "salvar" a una extraña en la calle. No les pido que hagan algo que las lastime, ni algo que no puedan hacer.


Pueden hacer lo poquito que hago yo:
Ceder el lugar a las mujeres, no importando su edad. Las estudiantes y las trabajadoras jóvenes también se cansan.
Si el transporte va lleno y una mujer no tiene de dónde agarrarse, permite que se sostenga de ti.
ABRE LOS OJOS POR SI VES QUE ALGO RARO SUCEDE EN EL TRANSPORTE y grita si debes gritar en frente de todos.
Rasca en tu mochila o bolsa en caso de que alguna mujer te pida una toalla sanitaria -una vez me pidieron y yo no traía y desde entonces cargo mi cajita de metal con dos por cualquier cosa-
Ofrece apoyo, pregúntales cómo están, presta atención...

Agradece la ayuda, sé amable, háblales a las mujeres en puestos de servicio público con respeto, sé paciente.

NO JUZGUES

No hables mal de nadie sólo porque tiene algo que tú no. No hagas pedazos a una mujer por envidia.

Las mujeres no estamos en una competencia, no se trata de quién es más bonita, quién es más delgada, quién gana más premios, quién tiene más y mejores novios, quién tiene más dinero...

No es una competencia, no hay meta al final del sendero. Es un camino, que podría ser maravilloso si todas nos tomamos de la mano y caminamos en pinches paz sin tener que estar cuidándonos de lanzarnos entre nosotras zapatos de tacón alto.

Ama a las mujeres que tienes cerca; a tu mamá, si aún la tienes, a tu hermana, a tu prima, a tu abuela... A tus amigas, a tus compañeras, a tus subordinadas y a tus superiores...

Sonríeles en la calle, sé generosa con sus propinas, hazlas sentir cómodas.

No las traiciones, no traiciones su confianza, no las hagas sentir culpables de por cómo se sienten en ese momento. No te burles de ellas por cosas que tú no consideras "bonitas" o "perfectas". Nadie está para llenar los vacíos de los demás.


Escúchalas, pídeles perdón, diles que todo va a estar bien.




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¿Es difícil? Es difícil, porque como ya lo dije una vez, estamos en un mundo diseñado para pelear entre nosotras.

Desde pequeña odié la violencia y las peleas y con el tiempo, mi corazón se volvió mucho más sensible -quizás más de lo conveniente- y me cansé de pelear.

Yo no voy a competir con otra mujer por la atención de nadie, por probarle algo a alguien. Me niego a hacer pedazos a una mujer porque es lo que me dicen que debo hacer para ser "la mejor", para ganar lo que "quiero ganar", para obtener lo que "merezco".

No.


No creo que Michael Jackson nos haya mentido cuando dijo que el amor es la respuesta.