Esto del feminismo es relativamente nuevo para mí y estoy súper consciente de que me falta MUCHO por aprender. Me da un poco de miedo ponerme el nombre de feminista porque siento que es una responsabilidad muy grande y sé que carezco de muchas bases teóricas y paciencia -más paciencia que nada-, sin embargo, lo soy. Dentro del universo de constelaciones que soy, ser feminista es una de ellas.
Pero todo inició desde algo que me ha intrigado con el paso de los años. La sororidad. Desde niña fui muy sorora y en mi corazón siempre sentí este gran amor por las mujeres...
Pero la historia no sólo es así, de color rosita y llena de arcoiris y antes de iniciar con esto, quisiera aclarar que mi orientación sexual no tiene nada que ver aquí.
Amo a las mujeres, no en un sentido estrictamente sexual y/o romántico -saben que el género es lo de menos-, pero sí las amo de una manera platónica y sorora.
Pero primero, ¿QUÉ DIABLOS ES SER SORORA?
"La investigadora feminista mexicana Marcela Lagarde considera la sororidad un pacto político entre mujeres.4 Se refirió a este término en una publicación de 1989, definiéndolo como:7
Esto fue sacado de un artículo de Wikipedia al que pueden acceder en este link https://es.wikipedia.org/wiki/Sororidad[..] amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario." "
A términos simples, la sororidad es una relación de respeto y aprecio entre mujeres. Tan fácil como es eso.
¿Pero qué tan difícil puede ser, se preguntarán ustedes?
Bien difícil.
En un mundo que nos ha enseñado que ser mujer es horrible, que ha creado las bases para la enemistad de las mujeres, en un mundo que odia a las mujeres, amarnos entre nosotras es lo revolucionario, es lo que es nuestra lucha, nuestra rebelión.
Por mi parte, la primer amistad significativa que tuve fue con un hombre, sin embargo, la primera vez que alguien rompió mi corazón de a de veras fue una mujer. Fue una niña a la que consideré como mi primer mejor amiga.
A partir de ello, y de pasar alrededor de diez minutos llorando frente a una computadora -porque, para variar, la morra me había mandado alv por messenger-, me di cuenta de que lo que mi corazón sentía era mucho pesar y dolor.
No me traumó -no mucho- y esa ruptura y todo lo que conllevó no envenenó mi percepción de mis relaciones con las mujeres. Luego de aquella situación, conocí más niñas, jóvenes y mujeres posteriormente de las que me hice muy amiga.
Pero la amistad es un camino sinuoso y las cosas muchas veces no parecen lo que son.
Pasé mucho tiempo pensando y teniendo la estúpida creencia de que mi amistad con ellas debía ser perfecta. Nunca nos enojaríamos, nunca nos decepcionaríamos, siempre ellas harían lo que yo quería que hicieran y dirían lo que yo deseaba que dijeran.
Bien raro todo el asunto: Mis actuales amigas resultaron ser bastante compatibles conmigo y en ciertos aspectos, complacientes conmigo, así que realmente no tuve muchos problemas con ellas.
Eso no me enseñó la sororidad ni el potencial de la amistad femenina.
La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles. Cuando ellas me herían, cuando me decepcionaban. Cuando discutíamos, cuando no llegaban a nuestras citas, cuando me dejaban en visto en plena discusión por whatsapp. Cuando me pedían que dejara ciertos comportamientos míos y yo me ofendía. Cuando les fallaba, cuando las preocupaba, cuando les quitaba el sueño, cuando no estábamos de acuerdo con las cosas.
La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles. Cuando me emborrachaba a tal punto que no podía caminar y ellas me cuidaron, incluso estando ebrias. Me defendieron de hombres que querían hacerme daño, y cuidaron de mis objetos personales.
Cuando estaba muy mal y ellas siempre respondían a mis llamadas, a mis mensajes.
Cuando lloraba y ellas me abrazaban, me ofrecían papel para limpiar mis lágrimas.
Cuando estaba enamorada y me portaba insoportable. Cuando no traía toallas sanitarias, cuando necesitaba agua y no traía botella, cuando tenía ataques de ansiedad y les cancelaba los planes dos horas antes.
La fortaleza de mi amor por ellas y de ellas por mí se mostró en los momentos difíciles.
Cuando mi amiga dio a luz a los quince años.
Cuando la mamá de mi amiga falleció.
Cuando mi amiga se peleó con su prometido y terminaron -al menos por un tiempo-
Cuando mi amiga fue castigada por tres meses de no salir y teníamos que organizar nuestras citas lo más temprano posible
Cuando mis amigas me llamaban en la noche llorando
Cuando mis amigas eran violentadas por sus parejas
Cuando mis amigas eran asaltadas
La fortaleza de mi amor por ellas se muestra en cómo me hacen sentir.
Con ellas soy hermosa, soy poderosa, soy brillante. Con ellas puedo ser yo, sin censura, sin prejuicios. Con ellas soy amada, soy apreciada, soy protegida y soy escuchada.
También, hubo un momento en que pensé que ser sorora significaba que tenía que amar a todas las mujeres y pasarles sus pendejadas.
No es así.
Si no estoy de acuerdo contigo porque creo que lo dices es estúpido, te lo voa hacer saber.
Y si me estás atacando, me voa defender.
Pero no se trata de eso.
Se trata de que aunque no esté de acuerdo con lo que dices y/o haces, yo tengo que respetarte.
Tal vez no esté de acuerdo con que la clase de vida que llevas, tal vez no esté de acuerdo que la nueva novia de mi ex novia te esté llevando a donde solíamos ir, tal vez no esté de acuerdo con que mi vecina tenga diferente pareja sexual cada fin de semana, tal vez no esté de acuerdo con que mi amiga se salga de las carreras en las que se mete, tal vez no esté de acuerdo cómo mi amiga implementa la disciplina con su hija, tal vez no esté de acuerdo en cómo llevas tu vida, pero eso no me da ningún derecho de atacarte, de hacerte pedazos.
En su lugar, lo único productivo que puedo hacer -a mi ver- es amarte desde la lejanía. Respetar tu existencia, dejar que hagas tu camino y que si hay algún pinche culero que te quiera levantar la falda mientras tú caminas, yo le voa gritar de cosas y le voy a partir su madre.
No les pido que sean Wonderwoman. No les pido que se pongan en riesgo ustedes mismas para "salvar" a una extraña en la calle. No les pido que hagan algo que las lastime, ni algo que no puedan hacer.
Pueden hacer lo poquito que hago yo:
Ceder el lugar a las mujeres, no importando su edad. Las estudiantes y las trabajadoras jóvenes también se cansan.
Si el transporte va lleno y una mujer no tiene de dónde agarrarse, permite que se sostenga de ti.
ABRE LOS OJOS POR SI VES QUE ALGO RARO SUCEDE EN EL TRANSPORTE y grita si debes gritar en frente de todos.
Rasca en tu mochila o bolsa en caso de que alguna mujer te pida una toalla sanitaria -una vez me pidieron y yo no traía y desde entonces cargo mi cajita de metal con dos por cualquier cosa-
Ofrece apoyo, pregúntales cómo están, presta atención...
Agradece la ayuda, sé amable, háblales a las mujeres en puestos de servicio público con respeto, sé paciente.
NO JUZGUES
No hables mal de nadie sólo porque tiene algo que tú no. No hagas pedazos a una mujer por envidia.
Las mujeres no estamos en una competencia, no se trata de quién es más bonita, quién es más delgada, quién gana más premios, quién tiene más y mejores novios, quién tiene más dinero...
No es una competencia, no hay meta al final del sendero. Es un camino, que podría ser maravilloso si todas nos tomamos de la mano y caminamos en pinches paz sin tener que estar cuidándonos de lanzarnos entre nosotras zapatos de tacón alto.
Ama a las mujeres que tienes cerca; a tu mamá, si aún la tienes, a tu hermana, a tu prima, a tu abuela... A tus amigas, a tus compañeras, a tus subordinadas y a tus superiores...
Sonríeles en la calle, sé generosa con sus propinas, hazlas sentir cómodas.
No las traiciones, no traiciones su confianza, no las hagas sentir culpables de por cómo se sienten en ese momento. No te burles de ellas por cosas que tú no consideras "bonitas" o "perfectas". Nadie está para llenar los vacíos de los demás.
Escúchalas, pídeles perdón, diles que todo va a estar bien.
¿Es difícil? Es difícil, porque como ya lo dije una vez, estamos en un mundo diseñado para pelear entre nosotras.
Desde pequeña odié la violencia y las peleas y con el tiempo, mi corazón se volvió mucho más sensible -quizás más de lo conveniente- y me cansé de pelear.
Yo no voy a competir con otra mujer por la atención de nadie, por probarle algo a alguien. Me niego a hacer pedazos a una mujer porque es lo que me dicen que debo hacer para ser "la mejor", para ganar lo que "quiero ganar", para obtener lo que "merezco".
No.
No creo que Michael Jackson nos haya mentido cuando dijo que el amor es la respuesta.
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