No sé si sea incidental, mera coincidencia o de veras mi blog tenga algo de mala suerte pero esto es algo que hasta la madrugada del jueves estuve segura de que no quiero perder.
Si lo escribo es porque, luego de discutir mucho y abrir una encuesta en tuiter, ganó este tema y bueno, si me siguen en Instagram ya vieron que hice un dibujito sobre esa noche... Pues hoy les vengo a contar la historia:
El martes tuve un colapso nervioso y me sentía fatal. Tengo esta curiosa necesidad de hacer de vez en cuando encuestas por mi cuenta de tuiter sobre aspectos míos que sé que me fastidian. O sea, sé que sólo hay una respuesta que voy a aceptar y si recibo algo diferente me enojo. Porque quizás tienen razón y me siento muy insegura sobre ello.
Pregunté que si creían que yo iba de relación en relación porque no sé lidiar con mi soledad y sentimientos de inadecuez(? humana. Recibí mayoría -por muuucha mayoría- que sí, que es cierto.
Me enojé y decidí ghostearlos a todos.
Dejé de contestarles a todos, dejé de tuitear y dejé de publicar en facebook. Como niña berrinchuda, lancé mi celular al otro lado de la cama y me crucé de brazos. Estuve un par de horas gruñendo y después retomé mis actividades del día: lavé trastes, escribí el cuento para mi clase y le avancé a mi lectura de la quincena.
Ignoré todos los mensajes.
Ignoré también a A -vamos a dejarlo así, como EN PRETTY LITTLE LIARS, OMG-, ignoré a algunos amigos, ignoré a mis papás, ignoré a lxs chicxs de Tinder. Estaba muy enfrascada en mostrarles a mis amiwos de tuiter que se equivocaban, que puedo salir adelante sola y no necesito a nadie.
A me dobleteó el mensaje y viéndome sin escapatoria, le respondí de manera muy fría y continué con mis cosas.
Al día siguiente decidí ir por un fourloko y caminé de mi casa hasta el MEGA de Centro Max -porque si voy a tomar a alcohol, por lo menos quemar un poquito, siono raza?-; regresé temprano a mi casa pero mi hermana ya se había ido a trabajar así que acabé tomando sola un fourloko y mientras lavaba trastes y me preparaba para ir al cine, me tomé un par de cubas cuyo número no recuerdo porque sí me puse medio borrachita.
A y yo estábamos escribiéndonos y entonces yo le dije que estaba borracha y que iría al cine. Él me preguntó que porqué no lo había invitado y yo le dije que PUES ÑO C. Él me preguntó que a qué hora saldría y yo le dije que la peli terminaría a las ocho y media de la noche, más o menos. Él dijo que iba a esa hora por mí.
Yo estaba ebria y me aventé ebria toda la función, en la última fila de sillones de la sala oscura, viendo Ana y Bruno. Wow. Qué viaje mental, eh.
Estaba entre nerviosa, angustiada y emocionada.
Según A, llevamos hablando un mes, según yo es menos tiempo. Pero lo que sea. No suelo encontrarme con gente que conozco por internet. Bueno, sí, pero no por Tinder, ya saben.
La verdad es que desde que empezamos a platicar me he sentido muy a gusto con él, tenemos muchas cosas en común y en general parece alguien decente. Pienso: ¿Qué tanto daño puede hacerme alguien a quién le gustan tanto los libros de Stephen King?
Exacto.
Salí del cine, me acomodé el cabello y me senté en una banca. Me mandó un mensaje: ¿Dónde estás? Yo le respondí que sentada detrás de una planta. Su siguiente mensaje fue: Ya te vi.
Se acercó hacia mí.
No recuerdo qué dijo, si es que dijo algo, ni cómo me di cuenta de en qué dirección vendría, sólo sé que cuando estuvo a dos pasos de mí, levanté el rostro y ahí estaba frente a mí, con sus ojos tiernos y su sonrisa dulce y todo guapo y mucho más alto que yo.
Lo abracé como si fuéramos viejos amigos.
Nos miramos un momento, sonreímos y empezamos a caminar fuera del centro comercial. Me preguntó que cómo había estado la película y que qué tan ebria estaba.
No mucho, pero sí algo.
En la oscuridad estuvimos vagando por aquellas calles. Llegamos a un OXXO y según yo no venden Fourlokitos ahí y le dije eso.
-Creo que en los OXXOs no venden-
-A ver, vamos a ver-
-Si no, tendremos que ir hasta el MEGA-
-Pues vamos-
Entramos al OXXO Y SÍ VENDEN FOURLOKITOS YA EN EL OXXO, OMG GRACIAS A DIOSITA porque no hubiera querido caminar.
Seguimos platicando de trivialidades, y mientras pagábamos, la señora que nos atendió nos preguntó que a qué sabían.
A me miró y sonrió cuando él respondió, porque segundos antes yo le había dicho a lo que me había sabido el Fourlokito Golden.
-Dice ella que sabe como a miel-
-¡Sí! Como a miel y azúcar-
Salimos del local, guardé las bebidas en mi bolsa y caminamos todavía un poco más, sin rumbo. Luego recordé que por dónde andábamos hay un parque y lo señalé.
-Podemos tomar ahí-
Caminamos y nos sentamos en unos columpios. Tomamos y charlamos de muchas cosas. Es curioso. No sé cómo describirlo porque cualquier palabra que diga siento que no le estoy haciendo justicia.
No me suelo sentir cómoda entre las personas, menos entre hombres hetero y mucho menos tomar alcohol con ellos, pero quizás la afinidad intelectual y el hecho de compartir ciertos intereses y gustos me hizo sentir calmada. Como si estuviera hablando con una versión mía.
Y ahí estábamos, él y yo, sentados en un columpio, tomando fourlokito y riéndonos y hablando de todo y de nada.
La verdad es que evité mirarlo mucho de frente porque su belleza me intimida. Es un hombre muy guapo y con cada palabra que decía, cada comentario que compartíamos, como el hecho de que los dos admiramos a Keanu Reeves, hacía que me derritiera un poquito más. Su voz, grave y profunda, era una invitación para seguirle haciendo preguntas. Podría escucharlo hablar toda mi vida, en esa noche lo decidí.
Nos fuimos a sentar a una banca y seguimos platicando de muchas cosas: A es chilango, nació allá y tiene como ocho años viviendo aquí en mi Leoncito bello y violento. Me contó de cosas que le habían pasado cuando vivió allá, como que de chiquito su casa quedaba pegada a un cementerio. Mientras hablaba, yo tomé su mano para medirla con la mía y observarla mejor.
Hay cosas físicas en las que me fijo y no sé por qué, como por ejemplo, en los ojos, la mano y la voz. Siento que si me gustan me puedo sentir atraída física y a veces hasta sexualmente a esa persona. Medí su mano con la mía, me fijé en la forma de sus dedos, sus uñas, los nudillos y él me miró con curiosidad y se rió.
-Tengo unas manos muy grandes-
-Y yo muy chiquitas-
Vimos la diferencia y nos reímos. Luego entrelazamos nuestros dedos y tomados de la mano seguimos platicando de varias cosas. Hubo un momento en que me sentí tan cómoda estando ahí con él, que puse mis piernas sobre las suyas y después pensé que tal vez estaba mandando el mensaje equivocado o que yo bien toda loca intensa y las bajé pero él me detuvo.
-No, las puedes dejar, no me importa- dijo y se rió- Intentaré esconder mi erección-
Y nos reímos.
¿SABEN QUÉ?
Eso me gusta mucho de él. La facilidad con la que podemos hablar de cualquier tema. CUALQUIERA.
Hablamos, por ejemplo, de sexo, de porno, de fantasmas, del futuro. De Keanu Reeves. Él me ofreció su gorro y yo me lo puse y después recargué mi cabeza en su hombro, y así, yo casi sentada encima de él, con las manos entrelazadas y la cabeza en su hombro le conté de todo:
Le conté sobre el suicidio de mi amiga Paula. Le conté sobre mi ruptura con Diego Ernesto. Le conté lo que había pasado con Karla Michelle aquel diciembre. Le conté sobre que me sentía súper mega sola. Que me gusta mucho escribir, pero es algo que no tengo con quién compartir y eso me hace sentir muy triste.
Pueden imaginarse mi grado de ebriedad: Yo, ahí tomada de la mano y con las piernas sobre el regazo de un extraño al que tengo un mes de conocer por Tinder, contándole mis penas, mis rupturas, mis vacíos, en mi estado más puro de ebriedad.
Me escuchó atentamente y de vez en cuando hacía comentarios. Nunca me dió consejos que yo no pedí. Sólo dejó que me desahogara, me dejó explicarle mi pasado, quizás con la esperanza de entenderme mejor y yo no tener que explicar porqué estoy tan traumada y rota y dañada.
Antes de que pudiéramos irnos en paz, me di cuenta de que perdí el arete de mi perforación. Lo estuve buscando por los columpios pero los pastizales eran groseramente grandes entonces si se había caído ahí estaba perdido para siempre.
Menté madres.
Él se rió y prometió comprarme otro.
Nos fuimos de ahí tomados de la mano, caminando entre árboles oscuros y platicando de cosas más supérfluas.
Me llevó hasta mi casa y afuera de ella, nos abrazamos varias veces, nos reímos y después se fue cuando yo entré.
Le escribí esa misma noche que me avisara cuando llegara a su casa y así lo hizo.
Intercambiamos mensajes por whatsapp e instagram pero yo estaba tan borracha que olvidé lo que escribí, ya el jueves en la tarde me fijé y me dió un patatus porque #WHATTHEFUCK
No dije nada muy intenso, sólo que ugh UGH a veces me caigo gorda porque cuando intento probar lo contrario de lo que se cree de mí termino dándoles la razón a todos porque soy tonta u_u y tienen razón, amigos. Sobre mí.
Tuve una cruda terrible el jueves que me duró todo el día a pesar de los alkaseltser, los paracetamol y tylenol, los gatorade y el elote en vasito que me comí para que se me bajara. Seguí platicando con él.
Se me afigura que viví un episodio de esas novelas para jóvenes adultos de amors hetero. Estoy un poco consternada porque con todo lo que le dije, todo lo que le ventilé de mis rupturas, de qué tan roto está mi corazón por lo que he vivido, de lo triste que estoy y la desesperación en la que me puedo sumir por momentos cuando siento que todo se va a ir a la mierda y sé que es mi ansiedad pero no hay mucho que pueda hacer para sentirme mejor, no se espantó.
Le conté mucho, dejé que viera quizás demasiado de mí, y ni siquiera de mi cuerpo, sólo de mi esencia y a pesar de ello dijo que le gusto, que todo eso que tengo cargando y que soy, que eso me hace especial, me hace lo que soy. Todo eso que he vivido, todo eso que he llorado, todo eso que he perdido y que he ganado.
A pesar de ello y por ello le gusto.
A mí también me gusta.
(Yo, corriendo de nuevo a los problemas cuando aún sigo en recuperación de los anteriores.
lol)
Me angustia un poco porque ME DA UN PUTERO DE MIEDO, ESTOY HORRORIZADA porque si todo sale mal, otra vez, me voa morir más muerta que antes y les juro, ya no quiero vivir algo así.
Pero hay algo en su voz, en sus ojos, en su contacto que me dio confianza.
¿Qué tanto daño puede hacerme alguien a quién le gustan tanto los libros de Stephen King?
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