Gracias. Y perdóñ.
El miércoles pasado estaba platicando con A por whatsapp y me di cuenta de que llevaba varios días bien agüitado, y me sentí mal por él, quise ayudarlo así que lo invité al cine. Pasé por él a su trabajo y luego entramos al cine de Centro Max para ver Venom. Esa noche, y entre la oscuridad artificial del cine, las cervezas que se metió de contrabando, y sus quejas amargas, constantes recordatorios de que su vida es una mierda y él es un idiota, sus constantes deseos de que ya se acabe todo y su nula capacidad de responsabilizarse por sus emociones, terminaron por crear un hueco en mi estómago. Con cada palabra de desaliento que él ventilaba, más angustiada y triste me sentía. Me dieron ganas de agarrármelo a madrazos y gritarle en la cara: "amigo, date cuenta".
Esa noche me fui a la cama todavía nerviosa, casi temblando y muy preocupada. ¿Es esto lo que sienten mis amigos cuando estoy con ellos? Si sí, Diosita santa, perdónenme por favor. No sabía que podía ser así de pesada, irritante y desgastante.
No digo que A lo sea. Obvio no, yo sabía en qué p2 me estaba metiendo cuando empecé a salir con él -bueno, no del todo pero ya qué- y me propuse hacer lo que estuviera entre mis manos para salvarlo, para ayudarlo si lo requería. A veces tengo esta HORRIBLEMENTE narcisista idea de que está en mi poder sacar a alguien de la miseria. Estoy consciente que no. Sólo, después de lo de Paula, no tengo ganas de quedarme con la culpa de que pude haber hecho más y no lo hice.
Tengo presente que no puedo ofrecerles algo que no tengo y si bien, mi corazón está destruido como nunca antes, lo que puedo hacer es ofrecerles mis ganas y mis palabras. Mi arte, mis dibujos, mi fuerza, y quizás algún pedazo que siga siendo funcional de mi ser.
¿Pero qué pasa con aquellos que quisieron salvarme?
Por mi vida ha desfilado una cantidad GROSERA de personas que han intentado salvarme. Desde que era niña supe que me sentía atraída a los problemas, y de una década para acá, los problemas también se sintieron atraídos hacia mí, pero en el camino hubo gente sumamente amable que me vio bajo una luz clara, destellante o de color en neón y se enamoraron de mí.
A veces se me afigura bastante tonta la idea de que alguien se enamore de mí porque soy bien latosa, pero a pesar de eso y de que siempre estoy haciendo evidentes mis impedimentos emocionales y mentales, han habido personas lo suficientemente valientes -¿o dementes?- que han querido intentarlo.
A todas las personas que se enamoraron de mí, quisiera buscarlos a cada uno de ustedes para darles las gracias por todo lo que hicieron por mí.
Por reconstruir partes de mí que ni siquiera sabía que estaban destruidas. Por abrir paso a la luz en mis momentos de oscuridad. Por el interés honesto, por las dulces palabras y por las caricias al alma que me regalaron.
Gracias por escucharme, gracias por ser pacientes, y gracias por perdonarme por no haber sabido corresponderles como merecían.
Gracias por regalarme su atención y tiempo y por acompañarme en mi crecimiento. Gracias por no juzgarme.
Gracias por haber creído que era digna de su amor.
Aprendí mucho de cada uno de ustedes, y forman parte de lo que ahora yo soy y hasta el día en que me muera serán parte de mí.
Gracias por darme esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario