sábado, 6 de octubre de 2018

No la última carta de amor

No sé ni por dónde empezar. Creo que esta semana he estado mal -peor que de costumbre-. Había estado mejor, bueno, no,pero ya sabes, le estaba echando muchas ganas. Buscaba cosas por hacer, tengo mi clase de creación literaria y me va bien, salgo con mis amigos y hablamos de nuestros planes, conocí a A y salgo con él por las noches para escaparnos de nuestras realidades. 

Dejé de hablar de ti, dejé de decir tu nombre en voz alta porque tenía miedo de que regresaras en forma de sueños. Borré la música que me recordaba a ti, le pedí a una de mis mejores amigas que borrara cualquier cosa de mi celular que tuviera que ver contigo. Pensé que con eso todo iba a ser mejor, que vendrían mejores cosas, que volvería a ser yo. Y no es cierto.

Por momentos, la oscuridad en la que me dejaste cuando te fuiste se vuelve abrumadora, cubre por completo todo y no veo nada. No le veo el sentido a nada. Escucho la lluvia caer afuera y hace frío. Y no importa lo que intente hacer para salir de esto, igual termino en un rincón de mi casa tomando un fourloko a escondidas, termino acostada en el piso, sintiendo la cabeza darme vueltas mientras intento recordar lo que sea que me pueda ayudar. Shakira dijo que, los de Matisse dicen que... Creo que incluso Stephen King ha hablado de... Mis amigas dicen que... Tu amiga me dijo que... Mi ex dice que... A me dijo que...

Y todo lo que escucho con claridad es ese "te amo" que me susurraste al oído esa noche en el Zócalo. ¿Te acuerdas?
Tengo muy mala memoria, no puedo creer la facilidad y la precisión de detalles con lo que recuerdo todo eso. 

Tengo muy mala memoria porque no estoy segura de la razón de nuestras últimas peleas, tampoco recuerdo lo que sentía cuando nos reconciliábamos, ni recuerdo esa tranquilidad que me invadía cuando veía que intentabas entenderme y respetabas lo que no podías. No recuerdo la vibración de mi teléfono al recibir algo de ti y tampoco recuerdo lo que me llevó a ti.

Pero sí recuerdo contar impacientemente el tiempo para regresar a ti, de cualquier manera humana en la que podía. Recuerdo los sueños bonitos y las pesadillas en donde aparecías. Recuerdo las canciones y los versos. Recuerdo tus cartas de amor y recuerdo los memes. Recuerdo la facilidad que tenías de hacerme sentir normal, como que sí encajaba en algún lugar en este mundo. Recuerdo el color de tus ojos, recuerdo las cosquillas en mi vientre cuando me leías pasajes de mis libros favoritos y si me concentro más, puedo hasta evocar tu calor.

Me siento muy estúpida y me siento muy humillada cuando hago eso, por muy feliz y calmada que eso me hace sentir, y por eso prefiero estar borracha y llorando por ahí, mintiendo que es porque renuncié a mi trabajo, porque se suicidó mi amiga, porque seguiré teniendo problemas con mi mejor amiga por culpa de otros, porque mi hermana, porque mi familia, porque el mundo, porque mi menstruación, porque mi ansiedad, por lo que sea menos tú. 
Nunca le pongo tu nombre a mis lágrimas, ni a mi desesperación ni a mis pesadillas. 


Me da miedo aceptar las cosas tal cual son y dejar etiquetado en mi dolor tu nombre y tus apellidos, porque sé que eso contribuiría de una manera natural y sana de olvidarte. Pero yo no quiero hacerlo. No quiero dejar de quererte.

QUÉ TAN ABSURDO ES ESO, LMAO, DEBERÍA SER REINA DE RIDICULANDIA.


Te olvidé lo suficiente como para olvidar porqué quería hacerlo en un principio.



No le hablo a nadie nunca de ti porque quiero, como solía hacer antes. Pero ellos lo notan.

Cuando salgo con A y me quedo en silencio de la nada, me pregunta ansioso que qué me pasa. Nunca le digo tu nombre, pero creo que él sabe que me estoy yendo. 
Cuando salgo con Yazmin, y ella puede notar mis ojeras y mis ojos llorosos, cuando Fany me escucha llorar en los baños, cuando incluso Ingrid me ve llorar con la cara entre las manos por videollamada, cuando los extraños en el transporte público tienen que atestiguar mis patéticos sollozos cuando regreso a casa y por alguna extraña y masoquista razón estoy escuchando canciones que sé que tienen lo que tú y yo un día hicimos y fuimos, tengo que mentir.

Creo que soy buena mentirosa pero nunca sé encubrir tu nombre. Y ellos me aconsejan.

"Búscalo, si tanto quieres tener una explicación", dicen, "El tiempo ya te sanará", "Estabas en tu zona de confort", chalalá. Como si algo de eso tuviera sentido. Una de mis amigas me dijo que iba a pensar en ti todo el tiempo hasta que mágicamente un día ya no. Y que así son estas cosas.

Creo que miento tan mal para que la gente se percate, me diga cosas y yo con fe espero que algo de lo que me digan tenga sentido.


Creo que sí estoy loca y necesito un exorcismo.



Estoy consciente de las veces que he escrito aquí en mi blog que ya no pienso en ti, que ya no sueño contigo y que todo mejoró y PUES LOL para mí porque soy un fraude. 
Pienso mucho en ti, hay muchas cosas que me recuerdan a ti y voy por la vida pensando "En ese meme lo etiquetaría", "le dedicaría esta canción", "le pediría que me leyera este párrafo", "discutiríamos este tema", "le pediría opinión sobre esto", "le contaría lo excelente que me va en mi clase", "le contaría lo feliz que me siento con mi mejor amiga de regreso en mi vida", "lo haría parte de mis planes, como siempre" y pues es un gran y triste lol.

Incluso te contaría que descargué Pokemon Go nomás para sentirme un poquito más cerca a ti. -Ya no tengo pokebolas y no sé usar las pokeparadas, jajaja odio la tecnología-

Te haría parte de mi vida, otra vez, como si te siguiera importando.




Pero no hago nada, salgo a los parques de mi ciudad y me acuesto en el césped, miro al cielo y me pregunto qué se sentiría caerse al revés. Caerme hasta el fondo de algo que no tiene profundidad, como me caí en ti. 
Me calmo a mí misma un chingo diciendo que todo va a pasar, pero me desespero porque no pasa nada.
Todo pasa, menos yo.

Estoy muy triste. Ya no te escribo las cartas que te escribía antes cada vez que sentía que quería hablar contigo. No lo hago porque ya no sé qué quiero decirte. Me da miedo preguntarte lo que quiero saber, lo que quiero entender. Sabes que odio quedarme con la curiosidad.

Con eso en mente, sería normal asumir que intentaría buscarte para saciar mis dudas pero no lo hago porque me da miedo que me rompas más y yo sé que hay cosas que es mejor no saber.


Ojalá nunca me hubieras dicho que me amabas. Ojalá nunca me hubieras dicho que jamás querrías alejarte de mí.
Ojalá nunca hubieras des-dicho lo que me dijiste.


Ojalá te quedaras, ojalá no regresaras. 



Te fuiste cuando yo quise quedarme a luchar por lo nuestro, me dejaste cuando yo me quedé. Y desde entonces vivo con un ? muy grande por encima de mi cabeza, todo el tiempo estoy confundida.


Me hablaste de tu familia, cuando sé que eres muy reservado con los aspectos privados de tu vida, me hablaste de tu madre, de tus tíos, de Paulina, me hablaste de tu psicóloga, me hablaste de tus ex novias, me hablaste de tus planes, me hablaste de tus gustos, de tus miedos, me hablaste de lo que eras tú en ese momento. Me hablaste de lo que podías hacer y lo que no sabías. Me invitaste a tu casa a quedarme para dormir. 
Después de todo esto, te lo juro, ya no sé cómo estar con los demás.

No sé qué decirles, no sé qué sentir, no sé qué hacer. Lo único que se me ocurre es subirme hasta la copa de un árbol y quedarme ahí arriba para siempre.




No es tu culpa, es mía. Me sentí tan cómoda contigo que te dejé todo de mí y ahora que te fuiste, no sólo te llevaste mi corazón, también te llevaste mis ganas de seguir siendo yo.




Me acabo de herir los labios de tanto que me los he estado mordiendo mientras escribo esto, el sabor amargo en mi garganta apareció y las lágrimas ya empezaron a caer. Mi hermana anda por aquí, así que seguro me preguntará que qué diablos me pasa. Creo que le va a tomar dos miradas y mi silencio para entenderme, o al menos, para saber que es algo de lo que no puedo hablar.


Si es cierto eso que dicen de que el tiempo lo cura todo, pues qué culero mi tiempo, porque pasa muy lento y pasa muy cruel. Han pasado varios meses ya y yo sigo viendo tu cara en cualquier lugar al que voy.


No me voy a despedir, porque estoy segura que ésta no es la última carta de amor que te escribo.


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