sábado, 20 de octubre de 2018

Terminar con A-lguien

En este momento siento que todo me cae como balde de agua fría. No podía dormir ayer, tenía mucho miedo, en parte porque había visto un programa de terror en Netflix y estaba asustada con la imagen de un monstruo, y en parte porque había estado hablando bastante del mimors y no quería irme a la cama y fundirme con mi desesperación y tristeza.

Estuve toda la madrugada viendo una película, aprovechando que estaba durmiendo sola, y luego como a eso de las cuatro y media caí, muerta del cansancio. Soñé igual con el mimors y cuando desperté, mi corazón estaba lleno de angustia y melancolía. Sentimientos extraños que quise erradicar con uN FOURLOKO pero al final mi mamá me cachó y me regañó alv. Total que terminé sobria, llorando en el sillón de la sala hasta quedarme dormida.

Aún siento que algo me aplasta el pecho, una presión que tenía un buen de tiempo que no sentía. Es como si una gran nube gris hubiera nacido debajo de mis costillas y creciera, y fuera flotando hasta mis pulmones. Me está costando mucho respirar y el estómago lo tengo bien revuelto. No sé qué está pasando.

Quiero pensar que es porque está a nada de llegar mi menstruación, quiero pensar que es por culpa de ese sueño, y de algunas cosas que he estado hablando con personas cercas acerca de mi manera de enfrentar mis problemas.

No quiero pensar que es porque el jueves terminé con A.




Desde que nos conocimos, A se volvió un personaje recurrente en este blog. Por si alguno de ustedes no leyó la historia, aquí escribí sobre eso -> (Un fourlokito en el parque ) y, al contrario de lo que estúpida e ingenuamente escribí, algo siempre me latió mal. 

Durante la primera semana que empezamos a platicar exclusivamente por tinder, tuve una pizca de esperanza al creer que quizás podría enamorarme de él, que quizás él era lo que, por estos meses, había estado pidiendo con desesperación: Una manera de escapar del dolor de mi separación con el mimors. 

Pero conforme pasaba el tiempo y más nos conocíamos, aquello que me había emocionado al inicio se veía eclipsado por la realidad. No puedo basar ningún tipo de relación con alguien sólo porque nos gustan las películas de terror o Keanu Reeves, pero aún así y en contra de mi instinto, continué conociéndolo. Estaba intrigada y muy desesperada. Me sentía muy sola y cuando llegó él, con algunas cosas afines a mí, pensé que debía saltar directo a sus brazos. 

No es lo más sensato de hacer, ya lo sé, pero tampoco es como que haciendo las cosas de manera calculada y fría me salgan bien. 

Así que hice lo que cualquier persona con el corazón roto habría hecho: Me aguanté mis dudas, me tragué la desconfianza y decidí seguir con él.


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Las cosas se iban por caminos extraños.


La segunda vez que salimos, intentó besarme y yo le dije que nel, porque recién salía de una relación y todavía me dolía muchísimo. Él lo respetó y dijo que sería paciente. A partir de ello creo que una vibra medio rara se creó entre nosotros. No volvió a intentar besarme después de ello.


Yo estaba bien, bueno, lo que se puede decir "bien, bien", pues no, pero me sentía un poquitito mejor que antes. Aún así, no lograba por completo que me gustara o algo así. Tuve un interés súper real como amigos, y cuando develó la naturaleza de su carácter -deprimido y frustrado-, no miento, quise salvarlo.

Pero aún así, mi corazón latía intranquilo. Por aquellas épocas en las que nos conocimos, conocí también a alguien por Facebook. Es un hombre bastante amable y gentil y no sé si se deba a que usa los mismos stickers de My Little Pony -que me recuerdan mucho al mimors-, pero me sentía súper agusto con él y me daba mejor espina que con A, a quién ya le conocía la cara y el olor y el calor de sus manos. 

Una vez que salí con uno de mis amigos al cine, le conté la situación. Él escuchó atento y me dijo que debía ser cuidadosa porque podría lastimar a alguien. No entendí cómo es que podía lastimar a alguien, y mi amigo continuó: "Bueno, te gusta más alguien con quién sólo has hablado como tres veces y al que no le has visto la cara, que el chavo con el que estás saliendo".

Bueno, sí, pero no.


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Yo no le gustaba a A. Aunque él dijera que sí, yo no lo sentía y debido a diversas razones que él puede argumentar como parte de su carácter, pero no. Me daba la mano para caminar y nos abrazábamos, decía que olía rico y me preguntaba que cómo estaba, pero nunca me dijo que le gustaba (? Y si sí, seguro lo olvidé por completo. Tampoco decía que me quería y en realidad, parecía tener un conflicto en dejarse de quejar y ver las cosas tal cuál son.

No me importaba y eso era una mala señal. 


Empecé a sentirme culpable, porque la motivación que tenía con él era que veía una potencial ruta de escape a mi situación. No iba a enamorarme, no puedo hacerlo en este momento, pero quizás dentro de unos meses... o quizás nos terminaríamos por acostumbrarnos al otro y terminaríamos juntos... o quizás, en lo que llega alguien nuevo, o regresa el mimors, o yo aprendo a estar sola, él me haría compañía.
Por momentos siento que estoy usando a las personas como joyería y por eso me aislo constantemente. 

No fue el caso. Cada vez que yo quería desvanecerme, A me buscaba y me preguntaba que qué pasaba.


Pero toda esa culpa se diluyó cuando empecé a poner atención a lo que decía y cómo lo decía. Cuando estábamos juntos, se la pasaba criticando a todo el mundo que pasaba frente a nosotros. Que si esa chica tiene celulitis a los 24 años, que si ese chavo es "prieto y chaparro" (a sus palabras), etcétera, etcétera.

Yo le pedía que dejara de decir eso y nunca lo respetó.


Otras veces hacía chistes de violaciones. Nos sentábamos en las bancas de un parque y una vez dijo "Sería muy fácil violarte". WOW. 

Le parece cómica la violencia homofóbica y machista y sus comentarios misóginos nunca faltaban. 


Llegué a la conclusión de que no sólo era emocionalmente irresponsable, incapaz de hacerse cargo de su mierda, sino que también es un pendejo.


Le pedí mil veces que dejara de decir eso. Le pedí mil veces que no me ignorara- me avisara cuando se iba a tardar en contestarme o tuviera la decencia de despedirse, porque me triggerea con cosas de mi pasado.

Le pedí mil veces que intentara ver las cosas de otra manera, que dejara de decir o hacer, repetir ciertos comportamientos destructivos.


Y :) nunca :) me :) hizo :) caso :)


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Mis amigos decían que siguiera saliendo con él, que al cabo me la pasaba "bien" y al final de cuentas no nos íbamos a casar y yo nomás me sentía angustiada.

Estuve alrededor de tres semanas pensando en cómo terminarlo, en qué decirle para que me dejara de hablar. 

Nunca he sido buena con las rupturas. Normalmente mando a la gente al diablo en el calor del momento pero ahora me calmé un poco con eso, aprendí ciertas cosas, y pensé, fríamente y con cuidado, los pros y contras de esto.


Me di cuenta de que mi paciencia con él, y pasividad, se debía a que quería que él fuera alguien que no era y quería que me inspirara lo mismo que alguna vez sentí en el pasado. Pero nel. Y con razón.

Con cada cosa estúpida que salía de su boca, me daba cuenta de la realidad. Por eso no me gustaba, desde un inicio. Porque inconscientemente había logrado entender su vibra y no era algo que yo quisiera entender o acompañar.



Así que lo bloqueé de Whatsapp un lunes y el martes siguiente me escribió -más o menos, no recuerdo bien los días- por mensaje normal. Estuvimos hablando y le expliqué mi punto de vista. No lo entendió, pero me pidió una disculpa luego de haberse enojado. Vi su disculpa, la acepté y eso fue todo.



Esa misma noche me escribió por Instagram -yo ya lo había borrado de FB pero olvidé que nos seguíamos en instagram- y quiso que saliéramos para "hablarlo". Seguía sin entender.



Llegó el jueves, y me escribió otra vez para preguntarme que cómo estaba y que si salíamos ese día. Yo le dije que tenía clase, y él dijo que pasaría por mí. Me lo pidió por favor y acepté, porque luego de haberlo meditado, creo que por respeto a nuestra amistad de dos meses y medio, y por lo poco o mucho que pudo haber hecho por mí, se merecía un cierre de ciclo personal.



Salí de clases a las 9 de la noche y él pasó por mí en la camioneta de su papá. Me preguntó que a dónde quería ir y yo le dije que me llevara a mi casa.

Durante el camino le expliqué las razones por las que debíamos dejar de hablarnos. No lo entendió pero intenté ser lo más amable y explícita posible.



Nos quedábamos en silencio por momentos y yo me recargaba en la ventana, él hacía pequeños comentarios. Llenar lo que no se pudo llenar desde un inicio con pequeñas conversaciones insulsas me hacían sentir melancólica y triste. Pero estaba segura de lo que estaba haciendo.

Cuando por fin llegamos a mi casa, me desabroché el cinturón y él me dijo: 
-bueno, pues... ojalá podamos salir de nuevo...-

Y yo lo interrumpí diciéndole:

-No me vuelvas a escribir, por favor-

Le deseé una buena vida, que ojalá realizara sus sueños y luego de eso, él dijo que había sido bueno conocerme. Cerré la puerta de la camioneta y no miré atrás ni una sola vez.

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Me da tristeza pensar que lo único que me duele de esto es la fantasía rota en mis manos y me siento bien mal porque en parte siento que fue mi culpa al forzar las cosas. Quiero sentir que sigo siendo yo, independientemente de quién se vaya y quiero sentir que puedo volver a sentir y puedo volver a confiar y puedo volver a pensar y puedo volver a enamorarme.

No he podido en estos meses, no he podido en estos años, no desde que conocí a Diego Ernesto. No quiero sentir que mi corazón dE VERDAD se quedó con él y yo iré por la vida estando incompleta o siendo incapaz o sintiéndome tan aterrada de todo.

No quiero creerlo pero podría apostar mi virginidad a que sí u_u Y bueno, ya estuve llorando un buen rato, desde ayer. Quizás continúen los días para llorar y para intentar erradicar lo que siento y lo que pienso. 

Lo que más miedo me da es pensar que esta historia no se ha terminado, porque en este punto del laberinto que hemos construido, no sé dónde estoy, no sé con quién cuento y no sé qué hacer.


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En fin.




Terminar con alguien nunca es fácil, pero a veces es el único recurso que tenemos para salir adelante.


Bueno, no sé, yo sigo en el hoyo pero mírenme, por lo menos no me voy a estar fumando opiniones y comentarios nefastos de un hombrecito irresponsable.



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