viernes, 7 de diciembre de 2018

La historia del fantástico Andrés

Amiwes, esto se remonta a A.d.M. (Antes del mimors), así que les agradecería MUCHO que no hagan chismes donde no hay, porque cada vez que escribo sobre alguien termino en medio de una tormenta de dimes y diretes. Incluso, la última vez que escribí sobre alguien y ni siquiera usé su nombre, terminé peleada con las personas.
Ahora, yo no entiendo por qué les causa tanta polémica lo que escribo. Es una opinión más, una historia más, bien equis. Dejen DE BUSCARLE DOS COLAS AL GATO (Creo que así no se dice pero bah)

Si no les gusta lo que escribo, no lo lean. Si tienen alguna queja o comentario, háganlo público. Si yo me animo a escribir y publicarlo en la internetz, sean lo suficientemente valientes para tener la misma cortesía AH YA NO LES GUSTÓ, ¿VERDAD? Whatever.





Como antes he mencionado, Twitter se me afigura como un gran bar, donde todos estamos hablando en voz alta, medios inconscientes, medios alterados, medios imprudentes y medios enamorados, el bartender obvio es el FBI que nos espía. 
Y como también ya he mencionado antes, yo no voy a twitter a ligar, o a hacer amigos. Sólo quería un  espacio para mí y mis muchas letras y opiniones y quejas. Para mis historias, pues. 

La verdad es que como la mayoría de mis amistades creadas por esa red social, no recuerdo cómo conocí a Andrés. Supongo yo que alguien de mis, entonces, amigos, le habrá dado RT y lo que sea que haya escrito me pareció chistoso o inteligente y lo seguí.

Un chico más, con un arroba un poco más que básica -perdóñ- y una foto de perfil de un actor medio encuerado. 

No sabría cómo explicarlo. También supongo que con el paso del tiempo y lo que llegué a leerle, algo dentro de mí nació. Un sentimiento cálido, divertido, espontáneo, como cosquillas por dentro. Ni siquiera le conocía la cara o siquiera su apellido pero ya estaba bastantito interesada en él, de muchas maneras.


Llegué a un punto en el que de verdad pensé que estaba enamorada de él, porque siempre me hacía reír. De hecho, ahorita que regresé a su cuenta y a nuestras antiguas conversaciones, de sólo leerlo siento que otra vez tengo estas cosquillas por dentro. 


Andrés es un personaje fantástico.






Coqueto como sólo él sabía ser, inteligente como la chingada y sumamente atento y compasivo. La verdad es que la mitad de mis amigos tuiteros estábamos bien enamorados de él, como José e Ingrid (sí, mi ex), y bueno, yo también.
Éramos amigos, no sabía qué tanto, porque para variar, era más amigo de Ingrid que mío, pero ño me importaba porque yo me la pasaba fabuloso con todos. 



Me daba un poco de miedo pensar que mientras más me gustaba, más cuenta me daba de lo mucho que no lo conocía. No sabía sus apellidos, ni conocía su rostro. No sabía cuál era su sabor de helado favorito. No sabía qué quería hacer con su vida, cuáles eran sus planes, cómo estaba la situación en su casa.

Éramos amigos, pero no hablábamos mucho de las cosas que los amigos normalmente hablan. 


Y aún así me sentía súper atraída hacia él, porque siempre me botaba de risa.


Tampoco sabía cuál era su asunto.
Quiero decir, le gustaba José, le gustaba Ingrid, le gustaba yo, le gustaba Darren Criss. ¿?¿?¿?¿?
No había necesidad de etiquetarse cuando alguien no quiere y eso está bien, lo respeto. Pero nunca me quedó del todo claro si yo tenía alguna oportunidad o algo así. 
Ya me había separado de Ingrid, así que no había problema con que me enamorara otra vez, y como ya dije al inicio, todavía no conocía a Diego Ernesto (Y si sí, todavía no me enamoraba de él)


¿Saben qué es lo más extraño? 

Que no me importaba si él sintiera algo más por mí, si yo tenía una oportunidad. Con lo que me ofrecía era suficiente en ese momento. Me sentía muy contenta de tenerlo ahí, aunque fuera por medio de una pantalla, conmigo.











Andrés iba y venía, no era un tuitero tan estable. Había meses en los que podía tuitear diario, o contestaba mis mensajes en tiempo y forma. Había semanas y meses en los que desaparecía por completo. 

Tampoco supe por qué pasaba esto y estoy segura que en algún momento le pregunté pero jamás me dio una respuesta (al menos que me tuviera satisfecha)





Cuando platicaba con él, es más, con el sólo hecho de leerlo, me sentía cómoda, acompañada, en casa. Podía ser yo, y nunca me censuró.



Amigos, detengo el ritmo de la lectura porque seguí stalkeando su cuenta Y YA ME PUSE MUY TRISTE, ANDRÉS REGRESA POR FAVOR.








Continuando:




Se deslizaba por mis DM, chismorreábamos, me preguntaba sobre Ingrid -porque como ya saben, él era más amigo de ella que mío y sabía más o menos la historia de ella y yop-, nunca me hizo sentir mal.
Quería orientarme, acompañarme y yo al inicio estaba un poco confusa porque encuentro extraño que alguien sea tan gentil conmigo, sobre todo cuando no me conoce.









Dentro de su juego de coqueteo-buen amigo-, siempre me sentí bien cómoda y no c. Es extraño. Los hombres por lo general no me generan nada de confianza pero con él sí sentía mucha confianza y seguridad, incluso cuando sabía que iba y venía.




Un día llegó y luego se fue y es fecha que no ha regresado.
A veces pienso en él, no voy a mentir. Me acuerdo de él y me acuerdo de todo lo que vivimos y lo que me enseñó y lo que me hizo sentir y me da un hundimiento en el estómago al darme cuenta de lo feliz que estaba antes y que no supe valorar, porque estaba más concentrada en el dolor de mi ruptura.


Pienso mucho en él cuando algo me sale bien. Pienso mucho en él cuando las cosas van mal.


Y me pongo a rememorar todo lo que he vivido, luego de que él se fuera: Que conocí a Diego Ernesto y me súper enamoré de él, que hice más amigos de Twitter, que algunos de ellos resultaron ser nefastos y completamente culeros manpuladores LOS ODIO, digo, ya saben. Que terminé la carrera, que estuve trabajando fuera de mi ciudad un ciclo escolar entero, que renuncié. Que mi tío favorito se murió de un infarto. Que no supe manejar mis emociones y ese descontrol me dejó tirada en un alcholismo naciente y doloroso. Que se suicidó mi amiga Paula. Que pasé alrededor de dos años sin poder llorar, porque lo reprimía todo.
Que Ingrid y yo fuimos muy buenas amigas hasta que ya no. Que José y yo nos distanciamos. Que pude abrazar a Carlos Querido <3 el día que lo vi en la CDMX cuando estuvo Darren Criss dando su concierto. 

Que me enamoré, y me rompieron el corazón, varias veces. Que hice estupidez y media para dejar de sentirme mal. Que ahora lloro hasta lavando los platos. 

Que Glee se terminó, que Cory falleció, que Naya fue arrestada y Mark se suicidó. 


Que a pesar de todo este tiempo, todos estos cuatro años sin él, he crecido y me he encogido. He aprendido y he desaprendido. Que sigo siendo la misma Marianita ingenua de 19 años que conoció, sólo que ahora me controlo un poquito mejor.



Que luego de estos cuatro años, en los que no he sabido nada de él, sigue estando presente en mi pensamiento y en mi corazón. Que no lo voy a olvidar mientras viva. Y que espero que un día regrese, para que me cuente qué tal lo ha tratado la vida.







Ya me puse bien triste JAJAJAJAJAJAJAJAAJA. Últimamente ando bien sensible, no sé por qué. O bueno, sí sé por qué pero me da por culo admitirlo. 


Recordar todo esto, de manera precisa, me hizo darme cuenta de lo mucho que me hace falta ayuda psicológica, Diosita santa, llévame ya.



Lo único que me queda de él son sus tuits y una foto de su hermosa carita que un día tuvo la decencia de enviarme por DM, (para enamorarme más, supongo, no le hallo otro propósito)





Si por azares del destino este humilde -no tan humilde- post descompuesto y mal escrito llega a los bellos ojos de Andrés, espero que sepas que te amo mucho, aunque nunca te lo dije, y que eras y eres uno de mis amigos favoritos. Ojalá regreses pronto.


O, por lo menos, ojalá no te olvides de mí.





Pd:

Vive en la CDMX, ASÍ QUE HAGAN PARO Y BÚSQUENLO POR MÍ, YO LLEGARÉ EN JULIO-AGOSTO PARA INICIAR LAS AVERIGUACIONES CORRESPONDIENTES.

Pd2:

Si alguien, por alguna razón mórbida y petulante, decide entrar a twitter para buscar su cuenta -y de paso la mía, la de Ingrid, la de José o Carlos Querido- sólo quiero decir que me das hueva mil y ojalá se te congelen los dedos este invierno. 
Les comparto esto, porque quiero, pero no invadan privacidades ni rebasen límites. Yo cuidé con especial énfasis en los arrobas tanto de Andrés, como Ingrid y el mío. Stap ser chismosos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario